Wednesday, June 04, 2025

📚 Bitácora de un sobreviviente: crónicas desde el margen





1. Introducción: “Cuando todos se iban a trabajar…”

Cuando todos se iban a trabajar, nosotros regresábamos

En una Córdoba pacata y careta, donde lo que se veía de día era la rutina y la moral establecida, existía un mundo casi marginal que despertaba al caer la noche. Mientras la mayoría cumplía con sus obligaciones, nosotros volvíamos a esos antros, a esa música que solo algunos entendíamos, a un espacio subterráneo donde podíamos ser libres, aunque fuera por unas horas.

No fue fácil ni cómodo. No éramos muchos los que nos animábamos a transitar ese camino propio, a buscar esa apertura mental en medio de tanta rigidez social. No se trataba de caretearla, sino de ser auténticos en un contexto donde los prejuicios eran fuertes y ni siquiera se hablaba de las tribus urbanas — heavys, cuarteteros, punks, etc. A mí me gustaba divertirme, explorar y conocer, y eso me llevó a moverme en distintos ámbitos, incluso a convivir en la escuela de Bellas Artes, un espacio con diversidad y libertad donde habíamos de todo.

En ese mundo underground se mezclaban la bohemia, la vanguardia y la resistencia, a veces oculta, a veces clandestina, siempre auténtica y a la vez casi marginal.

Hoy, cuando veo a tantos abanderados del progresismo levantar esas banderas con comodidad, me da gracia y respeto. Porque antes, la valentía era real y costaba exponerse. No era moda ni discurso fácil. Era jugársela en serio en una sociedad que no perdonaba la diferencia.

Ese camino que elegimos, ese mundo subterráneo que habitamos, fue escuela y refugio. Y aunque muchos prefirieran ignorarlo o juzgarlo, fue la base de todo lo que hoy se puede mostrar sin miedo.

Porque la libertad que hoy celebramos se construyó en las noches en que regresábamos, no cuando se iban a trabajar.

Éramos libres pese a todo, pero esa libertad tuvo consecuencias reales. No siempre eran visibles, pero estaban ahí: rechazo, incomprensión, silencios impuestos y a veces hasta peligros que enfrentábamos solo por ser quienes éramos y buscar vivir a nuestra manera.

✍️ Reflexión final: Sobrevivir la noche, nombrar lo que fuimos

La subcultura no era solo una estética o un gusto musical. Era una forma de existir cuando no encajabas en el mundo prolijo que te ofrecían. Era una respuesta visceral frente a una Córdoba pacata, vigilada, binaria. Para muchos, como yo, no fue una pose: fue refugio, resistencia, escape y creación.

Lo marginal no siempre fue una elección consciente, a veces fue el único lugar donde podías respirar sin disfrazarte. En esa Córdoba oficial, el deseo, la rareza, el arte distinto, la ambigüedad, eran cosas que se barrían bajo la alfombra. Pero en la noche, en los antros, en las casas prestadas, se abrían espacios de libertad que no existían a la luz del día.

La "universidad de la calle" fue eso: una escuela sin aulas, sin diplomas, pero con una pedagogía brutal. Aprendias con códigos, límites, traiciones, generosidad, belleza. Aprendí a cuidar y a cuidarme. A reconocer cuándo correr y cuándo quedarme. A detectar una mirada cómplice entre cien rostros. A sobrevivir.

Y lo hice.

Hoy miro hacia atrás con la lucidez de quien no reniega de lo vivido. Sabe que no fue gratis, que muchos quedaron en el camino —con el cuerpo, con la mente, con el alma—, pero también se que ese barro que pise me enseñó a caminar distinto.

Contar esta historia no es nostalgia. Es memoria activa. Es dejar registro. Es tender un puente para que otros y otras puedan entender que hubo un tiempo donde vivir con libertad era una forma de rebeldía silenciosa. Y que algunos, como yo, no solo lo vivieron: lo sobrevivieron con dignidad.


Fer

Mis recomendaciones,una nota que tiene que ver con esto,es la presentación de un libro de esa épica.https://www.lavoz.com.ar/cultura/presentan-un-libro-sobre-la-cultura-electronica-cordobesa/


Y esta pelicula de la directora cordobesa Agustina Comedi,recomendable ambas.




Este libro parte de una etnografía que, al modo de una deriva situacionista, recorrió la noche electrónica cordobesa y sus días en centros culturales, muestras artísticas y vida universitaria, entre 2005 y los festejos del Bicentenario. En la Primera Parte de este viaje a la noche cool cordobesa, a su cooltura, se analiza la compleja escena dance cordobesa que se movía entre el Abasto y el Chateau. Cada uno de esos polos urbanos reunía públicos diferentes y realizaba significados sociales también diferentes que pueden sintetizarse en la dicotomía cheto/under.

Como parte de ese recorrido se describen fiestas, festivales y toda otra serie de acciones desarrolladas en y por centros culturales que ponían en funcionamiento determinadas políticas coolturales de corte neoliberal. En este contexto, y con una mirada que se extiende hasta las fiestas artísticas de la década de 1990, se analiza el uso de la amistad como una tecnología capaz de posibilitar la realización de proyectos y allanar las relaciones con las burocracias estatales.

Luego de considerar la formación de este particular mundo de arte nocturno, y analizar el trabajo de sus productores y de DJs, VJs y otros productores de alegría y felicidad, la Segunda Parte del libro se pregunta por las subjetividades que se montaban en clubs como Dorian Gray, Loquitas o Peekaboo y cómo se ensamblaban distintas formas de la diferencia social en términos de clase, raza, género, erotismos y edad. Como parte de este interés por los modos en que se deviene joven en una Córdoba cool y universitaria, se analiza la participación de sustancias psicoactivas en esas dinámicas y diferentes tecnologías químicas del Yo.


Recomiendo también la serie documental love strip,la vida del dibujante español Pepe González.







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