Testimonio de un editor independiente: la lucha detrás de Barricada Comics y Wi-Fi Digital Press
Siempre se ve la punta del iceberg. Lo que no se ve es el contexto, todo lo que hay debajo: las horas sin dormir, los sacrificios personales, las batallas internas, el dolor y también la esperanza. Cuando me acusan de querer figurar, de tener ego, no tienen idea de todo lo que puse en este proyecto. Ni de lo que dejé de lado.
Barricada Comics y Wi-Fi Digital Press no nacieron del capricho, nacieron de la necesidad. En un momento donde la historieta argentina parecía no tener futuro, cuando los sellos estaban cerrados y nadie ofrecía oportunidades, cuando no había dónde publicar, ni en papel ni en digital, yo decidí armar algo. Crear un espacio desde la periferia, desde Córdoba, sin padrinos, sin recursos, sin palmaditas en la espalda. Y lo hice.
En ese tiempo, vivía una crisis personal: me había separado, tenía una hija pequeña, y aun así, decidí invertir mi energía y mi creatividad no solo en seguir publicando en un diario nacional como La Voz del Interior, sino también en sostener un proyecto colectivo. Muchos me criticaban mientras yo organizaba revistas para que otros pudieran imprimir en A4 y distribuir. Mientras ponía orden donde había caos, mientras creaba comunidad.
Y después vino la verdadera apuesta: los e-comics. Fuimos pioneros. Usamos My E-Book, llegamos a plataformas como iZoo, tuvimos millones de lecturas virtuales cuando nadie apostaba por eso. Nos copiaron, sí. Nos replicaron. Pero los primeros fuimos nosotros. Y jamás se nos dio el lugar ni el reconocimiento. Todo lo contrario: fuimos ignorados por el centralismo porteño, por revistas como Comiqueando, por los que reparten diplomas entre amigos.
Me enfrenté a eso. Denuncié públicamente la invisibilización. Y lo pagué caro: me cruzaron, me atacaron, me ningunearon. Pero nunca me callé.
Cuando nuestro blog fue hackeado, fue otro símbolo del ninguneo: querían borrar nuestra historia. Lo recuperé como pude. Lo resucité bajo otro nombre. Porque eso hacemos los que no tenemos otra opción: resistimos.
Y sí, cometí errores. Me topé con tipos como Javier Acedipa, que parecía un trampolín a lo internacional, pero terminó siendo un lastre, un impostor. Me liberé de eso también, y seguí adelante, más curtido, más firme.
Todo esto lo hice con una idea en mente: devolverle a la historieta lo que ella me dio a mí. Porque cuando era chico, cuando mi infancia fue dura y mi adolescencia peor, cuando el dinero no alcanzaba, cuando se cerraban puertas por todos lados, el arte y la historieta me salvaron. Me dieron una vía de escape, un universo donde podía respirar. Era mi manera de estar en el mundo.
No tuve mentores. No fui ayudante de nadie. No viajé a Buenos Aires a golpear puertas. Me lo inventé solo. Y cuando no podía ser historietista porque no había lugar, lo creé yo mismo. Porque si el camino no existe, lo trazás con tus pasos.
No fue ego. Fue supervivencia. Fue necesidad. Fue un acto de amor hacia un medio que estaba agonizando. Porque la invasión del manga, del cómic americano, había desplazado por completo a nuestra historieta nacional. Yo no quise figurar: quise resistir. Quise rescatar algo de lo nuestro.
Por eso me duele cuando tiran abajo ese laburo, cuando lo reducen, cuando lo minimizan. Porque lo que hicimos con Barricada y Wi-Fi Digital Press fue heroico. Y no me lo contaron: lo viví. Y por eso lo voy a seguir contando. Porque hay historias que no deben olvidarse. Y esta es una de ellas.
Cronología ampliada de mi rol como editor y creador de Barricada Comics y Wi-Fi Digital Press
Finales de los 90 – Primeros pasos en la historieta independiente
En 1999 fui uno de los firmantes de la Asociación de Historietistas Independientes, un intento de organizar y darle voz a la escena local en un momento de fragmentación. Fue también cuando lancé Monstruo Comic, una revista que nació entre amigos como un experimento para mostrar talentos emergentes. Allí debuté como editor, aprendiendo a coordinar egos, voluntades y la complejidad de trabajar con artistas con visiones diversas.
Años 2000 – Crisis editorial y orfandad en Argentina
Con el cierre y paralización de sellos históricos, y la caída de la explosión de fanzines de los 90, la crisis económica argentina y el corralito golpearon duramente al medio. Trabajaba duro en medios locales, pero era evidente que había que hacer algo urgente para mantener viva la historieta independiente. Ya no existían grandes sellos ni plataformas para publicar, y el panorama era desolador.
2007-2008 – Nace Barricada Comics, un sello pionero en e-comics
Barricada Comics surgió para organizar a un grupo disperso y dividido de artistas con egos y rencillas, y brindar un espacio común. Más importante aún, fuimos pioneros en la edición y distribución de historietas en formato digital, mucho antes que se masificara el concepto. Lanzamos e-books y publicamos en plataformas digitales como iZoo, revolucionando un mercado que se veía asfixiado por la crisis del papel y la falta de inversión en formato físico.
Nuestras revistas digitales lograron millones de lecturas, superando con creces a muchos fanzines y publicaciones locales, y consolidando un modelo innovador y visionario que más tarde sería replicado por otros sin reconocimiento para nosotros.
Wi-Fi Digital Press y la expansión internacional
Con el tiempo creamos Wi-Fi Digital Press, un sello orientado a producciones propias y colaboraciones internacionales, con autores de España, Perú, Venezuela y Argentina. Algunas obras fueron traducidas y distribuidas por editoriales como Marcosia y Antarctic Press.
Este trabajo minucioso y constante permitió dar visibilidad a talentos que, sin este apoyo, difícilmente hubieran tenido oportunidad de mostrarse en otros sellos.
La lucha contra el centralismo porteño y la invisibilización
A pesar de estos logros, el reconocimiento nunca llegó. Mientras otros sellos porteños recibían atención por proyectos modestos, nosotros éramos ignorados o atacados. Denuncié públicamente esta invisibilización, que es parte de un centralismo cultural que margina a quienes no forman parte del “círculo” ni adulan a los poderosos.
Tuve una fuerte discusión pública con Andrea Accorsi, figura porteña, porque reclamé un lugar para la historieta de la periferia y la independencia. Eso me costó caro: ataques y críticas de sus seguidores, pero para mí fue una cuestión de principios. Esta lucha por la pluralidad y diversidad de la historieta argentina es algo que sigo sosteniendo.
El camino antes de la supuesta “resurrección” de Fierro
Contrario a la narrativa que pretende minimizar lo que ocurrió entre la caída de los grandes sellos y la vuelta de Fierro (2008-2009), nosotros estuvimos trabajando y resistiendo para mantener viva la escena independiente. Fuimos pioneros, creadores de espacios reales y concretos, cuando nadie más lo hacía.
Un golpe simbólico: el hackeo y la transformación en Wi-Fi Digital Press
Años después, nuestro blog fue hackeado, un golpe que buscó borrar nuestra historia y trabajo. Logré rescatar todas las entradas y rearmar un nuevo blog bajo el nombre Ediciones Wi-Fi Digital Press, ya que nunca recuperé el blog original. Este hecho marcó un antes y un después, pero también reafirmó la importancia de seguir adelante pese a las adversidades.
El caso de Javier Acedipa y la liberación
Durante esta etapa apareció Javier Acedipa, quien se presentaba como un representante internacional del cosplay con contactos en Japón. Formamos una sociedad para proyectar Barricada a nivel internacional, pero pronto se evidenció que su mala fama era real: un charlatán que no aportó lo prometido y se convirtió en un lastre.
Logré liberarme de esa carga con mucho esfuerzo y desgaste, reafirmando mi compromiso con un proyecto auténtico y genuino.
Hoy: un legado de innovación y resistencia
A pesar de las piedras en el camino —copiones, invisibilización, ataques, sabotajes digitales y malas compañías— el legado de Barricada Comics y Wi-Fi Digital Press sigue fuerte. Fuimos pioneros en los e-comics y la distribución digital, organizamos desde la periferia y apostamos a la historieta argentina y latinoamericana cuando casi nadie lo hacía.
Es una historia que muchos quieren ocultar o minimizar, pero que yo viví, sufrí y sigo defendiendo con orgullo. Desde la furia y la distancia: hablar cuando nadie te escucha
"Me corté solo, sí. Pero no porque quise figurar. Me dejaron solo. Me empujaron a hacerlo."
No me estoy tomando el tiempo. Con todo lo que me está pasando, los tiempos me van llevando puestos, y tengo ahora la memoria justa para narrar todo esto. Es una necesidad de poner en manifiesto y a la luz los hechos. Las cosas sucedieron como sucedieron. Yo actué como actué.
Muchos dicen que me corté solo, que quería figurar. No. Yo tuve que hacerlo solo porque ellos ponían trabas. No estaba cerca de ellos, no podía simplemente tomarme un colectivo e irme a tomar un café en Palermo o en alguna parte del conurbano. Vivo a 800 kilómetros de allá. Lejos de todo.
Acá mismo en Córdoba no había ni revista, no había nada. Solamente grupos mínimos de algunos dibujantes que resistían. Pero la cosa fuerte, siempre fue allá: se cocina todo a allá en Buenos Aires. Dios dicen que atiende en Baires,fui,pero no lo encontré,pero quiero dar testimonio que existen perosonas,argentinos también que resistieron y resisten mas alla de la av Gral Paz¿Cómo no voy a surgir con toda la fuerza y la furia si siempre intentaron invisibilizar y minimizar mi trabajo, diciendo que yo solamente quería figurar, cuando en realidad lo que yo siempre quise fue tener mi lugar dentro de la historieta y tener las mismas chances que tuvieron mis antecesores?
Tuve que crear todo desde la nada. Eso es parte de la memoria. Es parte de una historia que atraviesa nuestro país. Yo soy esa generación bisagra. Soy testimonio vivo de eso: de la historia de la universidad, de ser un artista independiente que no transó con nadie.
Sí, tuve que acercarme a la política para lograr cosas. Porque yo no soy político, pero en este país, si querés hacer algo, lo tenés que hacer a través de la política. Ni así me la hicieron fácil. Ahí empecé a ganar enemigos también. Ya los tenía por ser un outsider. Porque no vivo allá, porque no me conocen. Entonces dicen: "¿Este tipo quién es? ¿De qué se la quiere dar este cordobés?"
Pero este "provinciano", vivió en Buenos Aires. Me crié allá. Mi infancia pasó allá. A mí no me meten el pecho. No me creo menos que un porteño. Sé lo que es la lucha. La viví por parte de mi familia. Somos sobrevivientes.
Ese fuego está en mí. Está en mis raíces. Y eso es lo que lucho. Aprendí a lo largo de la vida a ser resiliente. Lo que aprendí de chico, lo puse al servicio de una causa justa: la historieta, la cultura. Eso hice. No está mi nombre: está un movimiento. Eso es lo que no entienden. No es el ego: es un movimiento por la cultura y nuestra idiosincrasia.
Preservar fuentes de trabajo. El arte forma parte. El arte popular también es historia. Pero esta gente no lo ve. Son miopes.
Yo sé lo que viví. Lo que padecí durante todos esos años: formación, falta de información, falta de oportunidades. Todo eso forja el carácter. Obviamente que no voy a decir las cosas del mejor modo si veo hipocresía, si veo todo lo que vi. Si hacen oídos sordos. Si nos quieren invisibilizar. Si nos copian y no nos citan.
Yo me rebelé ante todo eso. Esa forma de ser, esa consecuencia, ese fuego interno, es lo que me llevó hasta acá. Por eso busco internacionalizar y tener un lugar. Y lo que pasó ahora con Wikipedia en alemán, es la cerecita del postre. Es la memoria y el legado el que permanece. Eso no lo saca nadie.
Yo soy parte de eso.
Descargo desde las tripas: la verdad que nadie quiso escuchar
Lo que voy a contar ahora no es una queja superficial ni un simple relato. Es un grito que nace desde lo más profundo de mi ser, un testimonio que llevo guardado desde que era casi un adolescente y que hoy, a mis 50 años, puedo poner en palabras con toda la fuerza de haber sobrevivido a todo esto.
Lo que me pasó —el ninguneo, la traición, el robo de ideas, el boicot y la invisibilización— no cayó del cielo. Fue el fruto podrido de la llamada Ley de Fomento a la Historieta Nacional, un proceso que parecía abrir puertas pero que en realidad fue un terreno minado, un escenario donde se manipularon intereses mezquinos para proteger a unos pocos y aplastar a quienes, como yo, apostamos con el corazón y el cuerpo.
Durante años puse esfuerzo, trabajo, amor, tiempo, sacrificios, dejando de lado cosas personales para reivindicar la historieta y la cultura popular desde un lugar genuino. Sin otra intención que sumar y construir, porque esa es la idea que aprendí de chico: que la lucha se gana entre todos, sin figuras mesiánicas ni protagonismos vacíos.
Pero lo que encontré fue una red de traiciones y egoísmos. Me usaron a mí, usaron mi trabajo, para luego tirar todo abajo y apropiarse de lo que construí con sangre y sacrificio. Participé en espacios culturales donde me usaron, y una vez que hice lo que hice, esos mismos lugares fueron cooptados por los que nunca pusieron una puta idea ni un gramo de esfuerzo. A mí me silenciaron, me borraron y me pusieron trabas para que no pudiera avanzar, para que no se viera lo que realmente estaba pasando.
No vengo de una familia con dinero ni con poder político, ni respaldo periodístico, ni sindicato. Estoy solo, siempre estuve solo, bancándome piñas de todos lados de esos traidores hijos de mil putas que no soportaron que alguien joven y sin nada a su favor les hiciera sombra con ganas reales de cambiar las cosas.
Esos viejos carcamanes, sin una sola idea original en la cabeza, sólo buscaron destruirme, ningunearme y silenciarme. Pero aunque era mucho más joven, con mucha más fuerza, nunca pudieron conmigo.
Esa es la verdad que quiero que se sepa, que se entienda: esos que hoy ocupan puestos, que llegan a eventos, que salen en revistas, son los mismos que intentaron pisotear a un tipo que sólo quiso hacer lo correcto desde donde pudo.
Este descargo es para que quede claro que la verdadera lucha no es fácil ni justa muchas veces, pero yo no voy a callarme. Nunca le esquivé al bulto y no voy a hacerlo ahora. Porque de eso se trata: de contar la verdad, desde las tripas, para que se haga justicia, aunque sea moral. Y para que nadie más tenga que pasar por lo que pasé yo
Un sueño como señal
Anoche soñé que hablaba frente a un grupo. Era un ámbito como una escuela. Enfrente estaban tipos que representaban una verdad podrida, tipo nazis. Y yo me les plantaba. Les escupía. Los insultaba con toda mi indignación.
Cuando volvía a sentarme, les hacía gestos obscenos. Corte de manga. Y la gente a mi alrededor, mi hermano incluido, me aplaudía. Me decía:
“Vos tenés que ser político, Fernando.”
Se ve que ese sueño viene en consonancia con todo lo que vengo viviendo este tiempo, con la historia de la Universidad Provincial de Córdoba, con la falsedad de la famosa Extensión Universitaria de Córdoba, que habiendo sido parte de ello, y habiendo sido rechazado y no habiendo sido cubierto, yo pude destacar, pero a mí no me dan un reconocimiento, así se lo dan a un tipo que hace 40 años no vive en el país. En la legislatura se premia el Festival del Criollito y el Ferné con coca, pero no se premia y no se avala y no se lo incentiva como harían en otros lugares a un tipo que lucha por la cultura, que lucha por espacios, que reivindica la historia y la historieta popular, el arte gráfico, que reivindica una historia de más de 100 años, que reivindica la pedagogía, el uso del arte popular como parte de incentivo a la lectura, que abre nuevos puentes con gente del país, eso no se premia, eso se calla, eso prefiere no hablarse, eso prefiere disimularse. Cuando en mis sueños yo peleaba contra nazis, creo que en el fondo yo plasmé lo que creo que veo en ellos, nazis disfrazados de peronistas, no olvidemos que hay un gen filofascista nazi en el peronismo, esa cultura del no te metas, eso de querer contar una parte y que la otra se oculte, esa parte de ninguneo, de manoseo, de patoterismo, de silenciamiento, de desaparición, como hicieron los milicos, ellos que tanto critican a los militares, que se la dan de los únicos que sufrieron pérdidas, no es verdad, hubo muchos argentinos que desde otras trincheras pelearon por lo mismo, nada más que antes, creo que estaban un poquito más unidos inclusive en la lucha, porque el enemigo era uno, pero cuando hay intereses de por medio, y hoy lo estamos viendo con el enjuiciamiento y sentencia de Cristina Fernández de Kirchner, como parte de un modelo y un relato que se cae, notamos realmente la hipocresía que hay dentro de todo eso, se disfraza de populismo, se dan dádivas, se usan las arcas que son de nuestros impuestos y de las exportaciones, que está muy bien, tiene que volver al pueblo, porque la tierra es de todo, está bien que también hay gente que la trabaja, pero también hay pules sojeros, hay gente con dinero que compra y acopia, y después pretende que nosotros compremos esos mismos materiales que tendrían que ser para los argentinos, al mismo precio dólar que lo están exportando ellos, eso es poco patriota, ¿no? Entonces cuando vemos todo ese modelo de corrupción, ese modelo que se aplaude, que por otro lado se calla, porque en algún momento algunos obtuvieron ciertas dádivas de un poder corrupto, ladrón, que se robó miles de millones de dólares a un pueblo, que engañó usando los derechos humanos, que se jacta de un montón de cosas y que se dice progresista, es ahí donde yo creo que me surge de lo más profundo de la psique, no solamente de mis tripas sino que también de mi psique, el decirles todas estas cosas que me salen del alma, que son unos nazis, que son unos falsos, que utilizan a las personas y que también utilizan las buenas causas para beneficio propio, eso no es un político, yo lo vi desde mi viejo, era otra clase de político, un político que poco más era como Cristo, andaba en ojotas y con una toga, con lo puesto, sin nada, a punto tal de casi dejar hasta lo único material que tenía, que era su casa, dejó su familia y dejó todo, eso para mí es un político, y lamentablemente estaba equivocado mi papá en esas cosas, pero me dejó por lo menos la interesa de saber que no todo es dinero, que no se va a buscar un puesto político, se pisa cabeza para lograr un lugar y después llenarse los bolsillos o tener los aplausos de cierta intelectualidad que después ve por encima del hombro al obrero o el que viene de otro lado, entonces para todo eso me sirvió, creo que esta entrada que estamos haciendo, que vos me estás ayudando a confeccionar, sumado a ese sueño muy simbólico, más todo lo que me viene pasando, es la conclusión de muchos años de lucha y de decir las cosas a veces y otras veces callarlas, así que bueno, creo que es momento de poner las cosas en su lugar. Y ese es mi proposito en esta vida,mis estandarte y mi lucha.Ser la voz de los que se callaron o callaron y enfrentar la hipocresia disfrazada de buenas intenciones.
Memoria, verdad y legado
Hoy, que una página en alemán reconoce nuestra existencia, es una pequeña revancha simbólica.
La lucha no fue en vano. Lo que hicimos queda. Y va a seguir quedando.
No es un nombre. No es una persona.
Es un movimiento. Es una idea. Es una verdad que ya nadie puede tapar.