«47, el muerto» (2000), cortometraje argentino dirigido por Adrián Dentoni y Fernando Gabriel Sosa, es considerado uno de los primeros ejemplos de terror de revisionismo histórico en América Latina. Ambientado durante la dictadura militar argentina, invierte los roles tradicionales de víctima y agresor, mostrando a un ex-repressor atormentado por el espíritu de una de sus víctimas. La obra influyó en producciones posteriores, incluyendo la película 1978, consolidando la tendencia de usar el horror para explorar traumas históricos y sociales.
El cortometraje permaneció durante décadas en un nicho limitado, y su reconocimiento histórico fue en gran medida invisible hasta que se documentó y difundió de manera sistemática en plataformas como YouTube y bases de datos de cine. La visibilización de la obra no solo reconoce la innovación temática y estética de sus creadores, sino también el esfuerzo colectivo de artistas y colaboradores a lo largo de 25 años, asegurando que la memoria de esta producción pionera se preserve frente a la apropiación de ideas y la centralización cultural.
El registro del cortometraje, sus referencias en IMDb y su inclusión como antecedente de 1978 refuerzan su valor histórico y su contribución al desarrollo del terror político en el cine argentino.
“Lo que pasó con la UNC y hoy se repite en la UPC revela una misma política de exclusión: filtrar, marginar y castigar a quienes no encajan en su molde. Lo viví en dos etapas distintas de mi vida, en dos carreras diferentes, y siempre bajo los mismos criterios punitivos y desalentadores. Sin embargo, ellos se equivocaron conmigo. Nunca deberían subestimar ni negarle contención y oportunidad a alguien que se perfila con ilusión y compromiso, porque a la larga, algunos hacemos la diferencia.”
~Fernando

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