Tuesday, May 27, 2025

La historia no siempre la escriben los que ganan: "la batalla cultural" en manos de un sector."

 


He vivido de cerca las heridas de nuestra historia: desde la dictadura que marcó mi niñez, pasando por las crisis económicas de los 80 y 90, hasta las complejas luchas internas dentro del peronismo, el socialismo, el trotskismo y otros espacios políticos. Todo eso lo conocí de chico, lo observé con mis propios ojos y lo escuché de boca de mi padre. Y ahora, como adulto, no solo lo comprendo con mayor profundidad, sino que también lo enfrento con plena conciencia.

Desde hace más de dos décadas, en especial a partir del surgimiento del kirchnerismo, se ha instalado una narrativa hegemónica que intenta imponer una única versión de la historia. Se presenta a un solo sector como víctima y héroe absoluto de la resistencia a la dictadura, mientras se ocultan o minimizan otros frentes que también fueron fundamentales: sindicalistas, estudiantes, activistas sociales, trabajadores, y militantes de espacios políticos como la izquierda independiente o el trotskismo. Todo lo que no encaja en ese relato es invisibilizado.

Esa misma lógica de exclusión se reproduce en el campo cultural y educativo. Hay una clara apropiación de ideas, una cooptación de proyectos independientes, y una constante negación del mérito de aquellos que, como yo, no forman parte de esa estructura de poder. Nos silencian, nos borran, y luego se apropian de lo que hemos hecho, vendiéndolo como propio. No es solo censura: es plagio simbólico. Y eso, además de injusto, es desleal.

No se trata de resentimiento ni de oportunismo político. Esta es una lucha por la verdad y por el derecho a existir y a ser reconocidos desde otras miradas. No soy servil ni dócil ante el poder. No les tengo miedo. Los aborrezco por su hipocresía y su voluntad de someter a los demás a través de los medios, de los relatos únicos, y del adoctrinamiento, como si estuviésemos en una distopía como la de 1984.

Hoy tengo 50 años y no me siento acabado. Me siento vivo, lúcido y activo. No soy alguien que se va a callar. Combato estas injusticias con las mismas herramientas que ellos usan, pero con la diferencia de que no miento ni borro al otro. Mientras tenga vida, memoria y fuerza, voy a seguir hablando, escribiendo, creando. Este es mi momento. Esta es mi batalla cultural. Y no la voy a abandonar.


"Durante años luché contra la censura, el desconocimiento y el baneo. No me quebraron, me forjaron. Cada obstáculo fue un maestro, cada golpe una lección. Hoy no pido permiso para ser quien soy: lo demuestro con hechos, con trayectoria, con títulos y con verdad. No me rindo, me levanto. No me callo, me proyecto. Esta imagen no es fantasía: es símbolo de mi realidad, mi resistencia y mi fuego. Soy resultado de cada intento por silenciarme. Y por eso, ahora, hablo más fuerte que nunca."
🎶Fight for your rights!🎶💪
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