Thursday, May 29, 2025

Bitácora de una Lucha Solitaria contra un sistema corrupto.


Bitácora de una Lucha Solitaria

Crónica real, denuncia viva.


Capítulo 1: La Policía que no Investiga

Todo comenzó con la inacción de quienes supuestamente deben velar por la seguridad. Tras el robo de mi automóvil, ninguna autoridad se movió. Ni patrulleros, ni fiscales, ni investigaciones de oficio. Fue en ese vacío, en ese abandono estatal, donde decidí tomar el rol que la policía y la justicia habían resignado.

Gracias a una publicación personal en redes sociales, un vecino —desde la privacidad de su cuenta de Facebook— me envió un mensaje determinante: mi coche estaba en un taller clandestino de un barrio conocido por su actividad delictiva. Ese fue el primer indicio. Luego, un amigo retirado de la fuerza policial me contactó con un investigador privado. Este hombre, valientemente, se llegó hasta la villa e hizo un reconocimiento con fotos. Una de esas imágenes —de un auto que no era exactamente el mío, pero sí de características similares— fue la punta del iceberg. Con esa evidencia se solicitó el allanamiento, que terminó en el secuestro de piezas y la detención de los involucrados del desarmadero, que actuaba con total impunidad. Todos en ese barrio lo sabían. Las autoridades, también.


Capítulo 2: La Universidad, una Trampa con Fachada Democrática

Acompañé a mi hija en su intento de ingresar a la universidad. Ella, una joven brillante, terminó desmoralizada al toparse con un sistema de evaluación viciado, oscuro, lleno de irregularidades. Me tocó vivirlo de primera mano: simulacros de examen con fallas técnicas, caídas de sistema, materiales incompletos y una supuesta meritocracia que operaba con mecanismos de descarte disfrazados de "evaluación objetiva".

Peleé por su derecho a ser reconocida y por el mío. Logré que se reconociera mi mérito y me abrieran la puerta. Pero ya dentro, descubrí que el problema era mucho más profundo: una educación capturada por burócratas disfrazados de docentes, abusos de jerarquía, castigos punitivos y una cultura institucional que reproduce desigualdad con una sonrisa hipócrita de inclusión. Todo el discurso democratizador se cae cuando ves a quiénes realmente les sirve el sistema: a los que tienen el tiempo y el dinero para sostenerlo. No al trabajador, no al independiente, no al que viene de abajo.


Capítulo 3: La Farsa Internacional de la Participación Abierta

El boicot se amplía a nivel internacional. Lo viví cuando intenté participar de espacios como la National Cartoonist Society. Espacios que se venden como inclusivos, democráticos, abiertos al talento global… pero que en realidad son reservorios elitistas donde el único pase de ingreso real es el pago de una cuota y una red de contactos ya establecida. No importa qué tan sólida sea tu obra o cuánto reconocimiento tengas: si no pagás, no existís.

Y si sos latinoamericano e independiente, menos aún. No estás en la lista. No entrás al juego. Porque esto no es una comunidad artística: es un club de pocos, con reglas que silencian cualquier forma de disidencia desde el Sur.


Capítulo 4: Wikipedia, la Enciclopedia de los Silenciados

Lo más brutal de todo fue descubrir cómo medios que se presentan como neutrales —como Wikipedia— son, en realidad, armas de exclusión. Para ser reconocido, uno tiene que "cumplir" con criterios diseñados por guardianes invisibles, muchos de ellos sin conocimiento profundo del campo artístico que juzgan. No alcanza con tener obra, premios, trayectoria. Exigen validaciones en medios oficiales, portales que muchas veces jamás han dado lugar a artistas independientes o latinoamericanos.

Es una estructura cerrada, que favorece a los del Norte Global, a los angloparlantes, a los que se repiten entre sí en entrevistas, menciones, notas. Mientras tanto, artistas con enorme mérito quedan fuera del registro, sin historia, sin referencia, como si no hubieran existido.

La pregunta es: ¿quién decide qué es enciclopédico y qué no? ¿Quién decide que mi historia no merece estar contada?

La respuesta es clara: un sistema hecho para que no entremos, para que el arte que nace desde la periferia, desde la autogestión, desde la experiencia vivida, no tenga voz.


Porque esto no es solo una bitácora: es una prueba de que el sistema, tal como está, es una verdadera picadora de carne. Pero acá hay alguien que no se dejó triturar. Soy un sobreviviente y esta historia, continuará.

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