Monday, September 15, 2008
El Mono relojero y Daniel Branca
Daniel Branca (1951-2005)
In Memoriam
Informe preparado por César Da Col
Daniel Branca es, sin lugar a dudas, uno de los máximos exponentes del arte historietístico de humor, tanto de Argentina como a nivel mundial. Su sorpresivo y reciente fallecimiento a los 53 años de edad, ocurrido el viernes 28 de enero de 2005, enluteció a todo el gremio de la gráfica local y a sus fieles lectores europeos. Porque Branca, muy poco conocido en su tierra de origen, era considerado uno de los mejores hacedores de historietas de "patos" de la Disney, dándole vida a lecturas del Donald Duck (Pato Donald/Paperino), Uncle Scrooge (Tío Rico/Tío Gilito/Zio Paperone), y otros. A tal punto que un periodista alemán llegó a bautizarlo como el "Carl Barks de las Pampas" (*).
Branca nació en la ciudad de Buenos Aires en diciembre de 1951 y desde niño demostró aptitudes para el dibujo. Comenzó a trabajar en una agencia de publicidad, realizando cortos de animación para productos comerciales y, más adelante, pasó a formar parte del staff del equipo de animación de Carlos Costantini en los cortos animados de Doña Tele (que eran proyectados en el programa de TV Zapato Roto).
En 1971, cuando Costantini lanzó el suplemento El Clan de Mac Perro en la revista Billiken, Branca formó una dupla artística con el dibujante Oscar Fernández. A partir de la historieta Doña Tele (con guión de Silvia Bolster en los primeros 5 capítulos), la dupla "Fernández-Branca" realizó una serie de trabajos de una calidad sublime, conviertiéndose en una de las parejas profesionales más prolíficas de la historieta argentina.
Después de los cortos de Doña Tele, la dupla continuó con un western cómico para niños, también aparecido en episodios en El Clan de Mac Perro. Se llamaba Barbeta y Grunchi, que eran los nombres de los "villanos" de Doña Tele. Paralelamente a este trabajo, realizaron dos historias largas del personaje "Mac Perro", cedido por Costantini.
Jorge Morhain —guionista de historietas que trabajó en Billiken durante muchos años— fue el escritor de estas historias, y opina sobre esta etapa: "La experiencia con Fernández y Branca —‘Los Dibujantes Vermut’, según Eugenio Zoppi— fue muy linda, porque ellos eran muy jóvenes, un dúo muy unido, y eran grandes artistas. Me encantaban los modelados que hacían. Habían producido algunas de las moscas de la publicidad de Raid. Me iba a la casa de Branca, en la avenida Forest, con una gran bolsa de papel donde llevaba mis trabajos —porque siempre hacía una recorrida de editoriales—, y ahí delirábamos un poco armando los episodios. Fue, sino la única, una de las muy pocas veces que trabajé con los dibujantes para hacer mis historias. Fueron el de "Mac Perro y Robin Hood —que se republicó en los '90 con el personaje principal cambiado—, y "La calle de la Paz". A Barbeta y Grunchi lo agarré enseguida y escribí cuatro episodios muy largos, uno con Frankestein, otro en el Far West, otro entre los egipcios y otro de fantasmas, estos dos últimos no salieron publicados".
Billiken fue, es y será una de las mejores revistas argentinas para niños, pero siempre sufrió un problema de acefalía gráfica al no contar con un personaje central que la representara (a diferencia de su competidora Anteojito). Tras cerrar el suplemento de Mac Perro (el personaje de Costantini era referente obligado de Billiken), fue inmediata la necesidad de conseguir un reemplazante. Y así la editorial buscó en los archivos de su fundador —Constancio C. Vigil— y reflotó a uno de los personajes de sus cuentos, El mono relojero.
La historieta El Mono Relojero hizo su debut en Billiken el 3 de Abril de 1972, y sus aventuras seriadas continuaron hasta 1976. Como no podía ser de otra manera, el dibujo recayó en Daniel Branca y Oscar Fernández, y los guiones salieron de la mente brillante de un joven actor y autor teatral: Enrique Pinti.
El Mono Relojero de Pinti-Fernandez-Branca vivió fascinantes aventuras por todo el planeta, viajando a otros mundos y a otras épocas. Con su reloj mágico de pulsera, peleó contra gángsters, sultanes malévolos, gitanos ladrones de niños, y otros malechores. Con un "Reloj Mágico de pie" (obsequio de "Misia Pepa", otro personaje de Vigil), el "Mono" viajó por el tiempo y el espacio, desarrollando sus aventuras en la Edad Media, con los Piratas, etc.
El grafismo de la historieta mutó a lo largo de la serie; es observable en ella influencias de la escuela francobelga, como Spirou, y también del dibujo animado, especialmente de los antiguos dibujos de los Fleischer y de las "Sinfonías Tontas" de Disney (estilo que luego Fernández haría en solitario con la "Hormiguita Viajera").
Paralelamente, el dúo Fernández-Branca —con guiones de Oskar Blotta—, dio vida en 1972 al personaje "El Sátiro Virgen" en la revista de humor para adultos Satiricón.
En 1976 —la serie "El Mono Relojero" ya había concluido en Billiken— Daniel Branca partió rumbo a Barcelona, en donde comenzó a colaborar para la Editorial Bruguera. Se rescata de este período la serie Caramelot (firmada con Fernández), una dulce parodia a Camelot y a la leyenda artúrica, publicada en la revista para niños Zipi Zape, de Bruguera.
En 1977, comienza la larga relación de Daniel Branca con la editorial Egmont, con sede en Dinamarca, para la que realizó las historias de "patos" de la Disney. Entre 1982 y 1984, suspendió su trabajo con la editorial para dedicarse de lleno al estudio de las Bellas Artes. Realizó pinturas en París, donde también desarrolló una serie de exposiciones de sus trabajos, influenciados por el cubismo y el constructivismo. Luego se instaló nuevamente en España, en Mallorca, y allí su trabajo de dibujante de "patos".
En 1985 regresó a Buenos Aires y montó su estudio en la zona de Parque Centenario, en el barrio de Caballito. Algunos de sus "discípulos" son hoy considerados como sus sucesores; es el caso de los dibujantes José Massaroli y Wanda Gattino, que continúan trabajando para la casa editorial europea.
Las historias de "patos" de Daniel Branca son admiradas en casi toda Europa (los hacedores de las historietas Disney firman sus trabajos), especialmente en Dinamarca, Alemania, Italia y Francia. Y en nuestro país —cuna de este genio del lápiz y en donde, paradójicamente, la Historieta para niños cada vez tiene menos espacios—, El Mono Relojero de Pinti-Fernández-Branca será por siempre un ícono cultural para toda una generación de argentinos nacidos entre los años ’60 y ‘70.
*Extraido de los siguientes sitios:www.petalo-arte.blogspot.com (imagenes)
La biografia de Imaginaria
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1 comment:
Hola Fernando,gracias por postear esta historia del comic.
Es muy interesante tu blog
Saludos
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