Sunday, September 14, 2025

De Kraftwerk a CarnaBaal Corso: la nueva evolución del sonido

De Kraftwerk a CarnaBaal Corso: la nueva evolución del sonido




Cada época musical tuvo su herejía tecnológica.

Cuando Kraftwerk apareció con sus sintetizadores minimalistas, muchos los acusaron de fríos, de inhumanos.
Cuando Depeche Mode abrazó las máquinas y samplers, se dijo que eran solo ruidos, que les faltaba alma.
Cuando Daft Punk escondió sus rostros detrás de cascos robóticos y construyó canciones a partir de samples, se los acusó de artificio.
Cuando Charly García cambió el piano acústico por teclados y secuencias digitales, la crítica lo trató de traidor.
Cuando Virus incorporó cajas de ritmo en pleno auge del rock de guitarras, se los tildó de superficiales.

La historia siempre fue la misma:
cada vez que aparece una nueva herramienta sonora, primero se la acusa de matar la música, pero luego se reconoce que estaba naciendo otra forma de arte.

Hoy la inteligencia artificial ocupa ese lugar polémico.
Y en ese escenario nacen CarnaBaal Corso y Deus X Machina: proyectos que no se limitan a dejar que la IA produzca música homogénea, sino que la convierto en un instrumento más dentro de mi visión humana, punk y conceptual.

Yo no busco la pulcritud algorítmica: dejo imperfecciones, inserto atmósferas, audios y efectos sonoros; diseño logos, portadas y relatos. Está el payaso macabro, el logo escatológico, el cruce con el tango, el carnaval oscuro y grotesco. Hay identidad.

Lo que en otros suena artificial, en mi música late con humanidad.
Así como los sintetizadores, samplers y cajas de ritmo pasaron de ser criticados a ser clásicos, mi obra muestra que la IA también puede convertirse en arte cuando hay una mano humana, un oído melómano y un concepto detrás.


https://youtu.be/86py9DZOsCE?si=20Y6Ob9KQqNmB5NI




Manifiesto de Resignificación y Vanguardismo Musical

Soy Fernando Gabriel Sosa, y hoy la música, la tecnología y la tradición se cruzan en mi obra como nunca antes. Mis proyectos, CarnaBaal Corso y Deus X Machina, no son solo experimentos sonoros; son actos de resignificación cultural, donde la inteligencia artificial se convierte en un instrumento más de mi visión humana, punk, macabra y conceptual.

Cada época musical tuvo su herejía tecnológica.
Cuando Kraftwerk apareció con sintetizadores minimalistas, los acusaron de fríos e inhumanos.
Cuando Depeche Mode abrazó samplers y máquinas, se los tildó de ruidistas sin alma.
Cuando Daft Punk construyó canciones a partir de samples y escondió sus rostros, se los acusó de artificio.
Cuando Charly García cambió el piano acústico por teclados y secuencias digitales, lo llamaron traidor.
Cuando Virus incorporó cajas de ritmo, se los calificó de superficiales.

La historia es clara: cada herramienta nueva provoca rechazo antes de ser comprendida. Hoy, la IA ocupa ese lugar polémico. Pero yo no la uso para música homogénea; la uso para transformar lo artificial en humano, lo genérico en arte.

Resignifico canciones populares del cuarteto, tangos centenarios de desamores y marginalidad, y las llevo a universos oscuros, grotescos, cyberpunk, emo, hardcore y trapero. Tomo ritmos repetitivos y festivos, dobles sentidos picarescos, lo grotesco y lo macabro, y les doy identidad, narrativa y concepto. Lo que otros escuchan como artificial, conmigo suena marginal, rebelde y lleno de alma.

No solo interpreto música: resucito a los autores del pasado. Los tangos, los cuartetos y las canciones de doble sentido vuelven a hablar hoy, en un contexto extremo y contemporáneo, mostrando que su mensaje humano y marginal sigue vigente. Les doy segunda vida, amplificada por mi pulso, mi estética y mi mirada actual.

Como un chiquillo que descubre el futuro, no dejo que la nostalgia me encierre ni que el tiempo limite mi creatividad. Veo el pasado con respeto, pero lo resigno y transformo, entregándole otro sabor, otro pulso, otra vida. Mi obra es la unión de alma vieja y mirada futurista, un puente entre tradición y vanguardia, entre lo popular y lo extremo, entre lo humano y lo tecnológico.

Estos proyectos no llegaron por azar; llegaron en el momento exacto en que podía hacerlos realidad. La tecnología democratiza, sí, pero también me permite concretar décadas de ideas, sueños y hallazgos culturales que antes parecían inalcanzables.

La música es humana, la innovación es humana, y la IA, en mis manos, se rebela y se vuelve cómplice de la creación. Así nace un nuevo canon: donde lo extremo, lo grotesco y lo marginal late con sentido, historia y corazón, y donde yo soy parte de un cambio que apenas comienza.

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