Hoy sabia que iba a ser un dia hermoso:Condena a perpetua en carcel comun a Videla y Menendez + cia de cómplices y torturadores.
Algo mas que la Mole Moli para festejar desde Córdoba:http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-159145-2010-12-22.html
Los cobardes ausentes
¿Por qué aquellos que se sintieron dioses en tiempos oscuros hoy no soportan quedarse a presenciar los testimonios más crudos, los de los hijos y sobrevivientes del dolor? ¿Por qué no pueden sostener la mirada y se escabullen como diminutas alimañas despavoridas alegando motivos de salud y de edad? Si ellos recibían y se entregaban mutuamente las patéticas condecoraciones que alegaban su supuesto valor y valentía en el “combate”. Si ellos se consideran “héroes” de una guerra contrarrevolucionaria que, supuestamente, ganaron.
Sin embargo queda claro que no tendrán nunca la entereza de enfrentarse a los horrores que cometieron. De dar la cara en serio ante los destrozos que el plan sistemático de exterminio dejó a su paso. Nunca se arrepintieron. Mantienen todavía un siniestro pacto de sangre que oculta la verdad del destino de los desaparecidos y de los 400 hermanos que falta encontrar. Pero la realidad de lo que sucedió no los puede dejar tranquilos.
Qué ilustrativos de su cobardía resultan los 31 asientos reservados para los imputados, vacíos. Todos dejan la sala –haciendo uso del derecho que les brinda este proceso democrático- cuando es el turno de la declaración de los hermanos Pablo y Enriqueta Balustra, hijos de uno de los fusilados en la UP1 y que revelan hasta el día de hoy las huellas y marcas que esos hechos les dejaron… a ellos, a su familia, a una generación, a un país.
Pablo recuerda que un día no lo buscaron en el jardín. Tenía 4 años. Se hizo de noche. Luego apareció su abuela sin decir nada, pero él percibía algo, se sentía el miedo. Y así, desde ese día, el de la detención de su padre, toda su infancia estuvo marcada por el terror, la persecución, el silencio, y el abandono de una sociedad que no supo entender.
A su papá lo velaron a cajón cerrado, en una humilde casa con la luz cortada. Y tiempo después, una noche escuchó por casualidad los secretos de los mayores. Así se enteró que a su papá lo habían fusilado. Hay palabras con tanto horror y misterio, Pablo sintió que se partía al medio.
Él no fue torturado ni recluido en un centro clandestino, como tampoco lo fue su hermana, Enriqueta, que tenía poco más de un año cuando su padre fue asesinado. Pero los dos sufren hasta hoy, en sus propios huesos, en su propia carne, los efectos de la dictadura. Pablo no puede estar tranquilo mientras se encuentra en una habitación con la puerta cerrada. Lo persiguen los horrorosos sonidos de las rejas –clán, clán!- cerrándose, alejándolo de su papá.
A Enriqueta le dejaron de dar la teta desde muy chiquita, porque su mamá buscaba desesperadamente día y noche a su marido. La vio llorar, el rostro lleno de dolor, interminables veces. Las rupturas en su familia, el desmembramiento, le duelen hasta las lágrimas.
Los funcionarios del horror buscaron destruir. Y una vez hecho el trabajo, volver sobre lo destruido para seguir destruyendo. Perseguir, presionar, asfixiar. “Hasta que no de más”. Pero a pesar de todo, la voz de los fusilados, de los desaparecidos, resurge en la continuidad de su lucha desde los más recónditos intersticios. Y llena de fuerza a los que los sobrevivieron para que hoy haya justicia.
Aunque a ellos, los que están “podridos de tanta crueldad” les cueste asumirlo.
http://www.eldiariodeljuicio.com.ar/?q=editoriales/2%2B19/206
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12 de agosto de 1976
Eran fusilados Miguel Hugo Vaca Narvaja (h), Gustavo Adolfo de Breuil, e Higinio Arnaldo Toranzo.
A veces me pregunto: ¿Cómo podrán dormir, hacer la digestión, beber un sorbo de buen vino, mirar a los hijos en los ojos, dar la mano? A veces me pregunto: ¿Podrán sembrar alguna planta. acariciar a un perro, cuidar de los ganados, amar a sus mujeres, darles los buenos días al vecino? A veces me pregunto: ¿Podrán contar la plata que les queda, tener puntualidad para sus pagos, perdonar a sus deudores, alimentar proyectos de futuro, levantar una casa? A veces me pregunto: ¿Recordarán los nombres y las fechas, verán algunos rostros, sabrán qué hacían los domingos, cómo amaban la vida, como cantaban diariamente? A veces me pregunto: ¿Podrán soñar de noche sin turbarse, despertar sin tener la boca amarga, matarse la conciencia, olvidar algún grito, quitar la sangre de sus manos? ¿Olvidarán que a algunos los lanzaron al mar como sembrando peces doloridos, a otros les cruzaron el pecho con las balas hasta hacer estallar las rosas de la sangre y a todos los cubrieron con oprobio, con torturas, flagelaciones que duelen más allá de la muerte? A veces me pregunto si logran el olvido. Confieso que yo ni un sólo día he dejado de pensarlo y que exijo una forma que dignifique el alma, provoque los regresos; devuelva algunos cuerpos, castigue a los culpables que así de dedicaron a prostituir la vida. Hamlet Lima Quintana.
Decidieron la vida o la muerto tirando una moneda
El 12 de agosto de 1976 una patrulla militar al mando del Teniente Coronel Osvaldo César Quiroga retiró de la UP1 a Eduardo De Breuil, Miguel Hugo Vaca Narvaja, Higinio Arnaldo Toranzo y Gustavo Adolfo De Breuil el 12 de agosto de 1976 por personal militar.
El servicio penitenciario se negó a entregarlos sin un recibo, pese a que la orden tenía la firma y el sello del jefe de la Brigada, general Juan Bautista Sasiaiñ. Por eso, el teniente coronel Osvaldo César Quiroga debió dejar constancia de puño y letra del retiro de los detenidos. Luego de un trecho, los hicieron bajar de la camioneta en que los trasladaron. De Breuil oyó decir a una voz: “Preparen las armas”. Luego preguntó si todos estaban listos. Cuando recibió la respuesta afirmativa, ordenó abrir el fuego. De Breuil escuchó los disparos y sonidos guturales, de alguien que no podía gritar por la mordaza que tapaba su boca.
–Este es un trabajo de mierda, dijo uno de los fusiladores.
–Aguántenselas que así es la guerra, contestó el jefe.
Quiroga le quitó la venda y la mordaza a De Breuil, lo condujo hacia el cuerpo caído de Vaca Narvaja, que tenía un orificio de bala en la ceja derecha. A pocos pasos estaba Toranzo, y más allá su hermano. Se produjo entonces este diálogo, entre el oficial y De Breuil:
–¿Sabés por qué los matamos?
–No.
–Porque ustedes mataron a un cabo.
–Yo no estoy de acuerdo con que se mate a nadie.
–Ya es tarde. Ahora al volver a la cárcel, les contás a los otros todo lo que viste.
–¿Al personal penitenciario también?
–Sí. A todos. Que sepan que si siguen matando militares a todos les va a pasar lo mismo. Y vos sos el primero de la lista. Hoy te salvaste raspando.
Eduardo De Breuil denunció el hecho en abril de 1977 ante el Juez Zamboni Ledesma, que nada investigó. Este es su testimonio:
"El día del 12 de agosto de 1976, cerca del mediodía, somos sacados de nuestras celdas, por el empleado de la cárcel Leguizamón acompañado de varios militares. Luego me esposaron atrás y me vendaron los ojos, lo mismo hicieron con mi hermano Gustavo, con Toranzo y con Vaca Narvaja. Nos sacaron de la Penitenciaría provincial.(...) Anduvimos acostados en el piso en un vehículo menos de media hora, hasta que el mismo se detuvo brevemente para seguir su marcha dos o tres minutos más tarde y detenerse por completo. (...) Nos introdujeron en un local que estaba a escasos metros del lugar en donde había parado el vehículo que nos había traído. En ese lugar nos hicieron tirar en el piso boca abajo. Allí permanecimos más de media hora. Yo los escuché cuando dijeron 'hay que tirar una moneda a ver cuál de estos dos chicos le toca'.(...) Alguien nos preguntó quien era Eduardo De Breuil, respondiéndole que yo. Nos levantaron a todos y nos pusieron algodón en la boca, nos hicieron caminar unos metros, abrieron la puerta de un vehículo acomodándome en el piso, subió el conductor y otra persona más y arrancaron. Escuché que por lo menos otro vehículo nos seguía.(...) Enseguida dejaron el pavimento y anduvimos escasos minutos por un camino de tierra lleno de pozos...Sentí que alguien ordenaba ver si venía alguien. Inmediatamente oí varias detonaciones, luego me bajaron del vehículo, me hicieron avanzar unos metros, me quitaron la venda, advirtiéndome que sólo mirara para abajo, mostrándome uno a uno los cuerpos de los compañeros muertos. Vaca Narvaja tenía un tiro en la cara, mi hermano Gustavo en el pecho y Toranzo también. Me dijeron que fuera a la cárcel y les contara bien a todos los compañeros lo que vi y que les dijera que eso nos iba a pasar a todos".
La orden era de Sasiaiñ
El comunicado del Tercer Cuerpo de Ejército publicado en La Voz del Interior dijo que "en circunstancias de que un vehículo militar transportaba desde la unidad carcelaria hasta el Consejo de Guerra a tres delincuentes subversivos... el vehículo...sufrió una rotura de dirección precipitándose a la banquina y originándose un principio de incendio en el mismo. Aprovechando la situación, los delincuentes intentaron huir, siendo perseguidos de inmediato por la tropa de custodia, la que intimó rendición - que no es acatada - por lo que se debió abrir fuego, dándose muerte a Miguel Hugo Vaca Narvaja, Gustavo Adolfo De Breuil e Higinio Arnaldo Toranzo." El certificado de defunción fue firmado por el médico José Felipe Tavip, diagnosticando "hemorragia interna aguda por heridas de arma de fuego."
La orden de retirar los presos políticos de la cárcel fue firmada por el Gral. Juan Bautista Sasiaiñ y el Teniente Coronel Osvaldo César Quiroga, que estaba al mando de la patrulla militar encargada del operativo, en su descargo ante la justicia federal dijo que los "cuatro" presos retirados de la cárcel fueron entregados en la IV Brigada Aerotransportada. Las contradicciones de las mismas declaraciones de los militares con el Comunicado del III Cuerpo de Ejército, las declaraciones de los guardiacárceles sobre las condiciones en que fueron retirados los presos (maniatados, vendados) y el testimonio de Eduardo De Breuil dejaron en evidencia que se trató de un salvaje fusilamiento, determinando la prisión preventiva del Gral. Sasiaiñ y el Teniente Cnel. Quiroga, quienes luego fueron desprocesados y liberados en virtud de la ley de "obediencia debida".
A partir del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, la Unidad Penitenciaria Nº 1 (actualmente Nº 2) de Barrio San Martín, fue ocupada por el Ejército y la Gendarmería y los presos políticos a disposición del Area 311 de la IV Brigada, al mando del General Juan Bautista Sasiaiñ, dependiendo del III Cuerpo de Ejército, comandado por el General Luciano Benjamín Menéndez, quedaron totalmente aislados del mundo exterior: sin visitas de sus familiares, sin posibilidad de escribir o recibir correspondencia, y sin acceso a los medios de información periodística. Entre marzo y noviembre de 1976 fueron fusilados un total de 29 presos políticos detenidos en esa unidad que estaban a disposición de Juzgados Federales, y del Poder Ejecutivo Nacional y muchos de ellos con el proceso judicial concluido y con resolución de libertad. Estos hechos fueron parte de la política de exterminio y aniquilamiento y anunciados con estas palabras del general Sasiaiñ al intervenir el Penal: “Les vengo a comunicar que todos ustedes están condenados a muerte. Pero no se pongan contentos, pues morirán uno a uno muy lentamente, de manera que se arrepientan de haber nacido”. No hubo excesos, fue la fría ejecución de un plan sistemático que hizo posible imponer así prácticamente sin oposición, la política de entrega del patrimonio nacional que ha enriquecido aún más a las minorías, sometiendo a necesidades y empujando a la miseria a los más amplios sectores del pueblo.
Miguel Hugo Vaca Narvaja, hijo. nació el 20 de junio de 1941 y tenía 35 años cuando fue asesinado. Abogado defensor de presos políticos e integrante del servicio informativo de los S.R.T (Servicio de Radio y Teledifusión de la Universidad Nacional de Córdoba). Se desempeñó como Procurador General del Tesoro de la provincia durante el gobierno de Obregón Cano y como Apoderado del Partido Auténtico siendo militante de Montoneros. Fue detenido el 10 de marzo de 1975, en las escalinatas de los Tribunales de Córdoba, sin orden judicial fue esposado, golpeado y arrastrado escalinatas abajo hasta un falcon sin patente. Mientras lo arrestaban logró gritar su nombre a viva voz, lo que ayudó a que testigos avisaran a su familia. Después de más de un año de estar a disposición del PEN sin causa judicial, la Corte Suprema autorizó su liberación y salida del país en agosto de 1976. Cinco días más tarde que el gobierno militar recibiera la orden de la Corte de liberarlo, fue fusilado. Su padre fue secuestrado y muerto durante la dictadura. Este caso fue uno de los primeros que fuera denunciado ante la Comisión Interamericana por los Derechos Humanos, Expte. 3364. Gustavo De Breuill, nacido en Córdoba en Agosto de 1953, de 22 años de edad, era el menor de cuatro hermanos. Militante de la Juventud Peronista y de Montoneros. Fue detenido en Agosto de 1975. De carácter alegre y jovial, poniendo siempre optimismo y voluntad en todas las tareas que emprendía por más difíciles que fueran. Higinio Toranzo, nacido el 11 de enero de 1956, en San Francisco del Chañar, provincia de Córdoba, tenía 20 años de edad en el momento de su crimen. Era el octavo hijo de una familia numerosa de condición muy humilde. Fue Seminarista y en el año ’73 se radicó en Bº Talleres, donde participa desde la parroquia junto a un grupo de jóvenes que adhieren al peronismo revolucionario, así es que formó parte de la Juventud Peronista y del movimiento Montoneros. Había sido detenido en el mes de octubre de 1975, quedando a disposición del Juzgado Federal Nº 1 y a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Fue detenido junto a un hermano menor, estando preso a la sazón un hermano mayor en la UP1, y otra hermana perseguida.
El relato de Susana de Vaca Narvaja
Susana Yofre, esposa de Hugo Vaca Narvaja y madre de Hugo Vaca Narvaja (h), ambos asesinados durante la última dictadura militar, elogió el fallo de la Corte Suprema que autorizó el pago de una indemnización a su familia por el exilio que vivieron en México entre 1976 y 1983. “Es un reconocimiento a todo lo que hemos sufrido en estos años, perdiendo familia, perdiendo todo”, consideró la mujer, que tiene 88 años. En su relato, Yofre contó cómo su familia tuvo que escapar del país tras los asesinatos de su hijo en noviembre de 1975 y la desaparición de su esposo el 10 de marzo de 1976. El 23 de marzo, Susana Yofre se fue con toda su familia a Buenos Aires –en total eran 27 personas– y pidió refugio en el consulado mexicano. “El 23 entramos a la embajada y el 24 fue el golpe. Salimos a Ezeiza sin un papel, sin nada, como estábamos vestidos”, contó.
A fines de los setenta, los Vaca Narvaja vivían en Villa Warcalde, Córdoba. Tenían doce hijos, entre ellos Fernando, integrante de la organización Montoneros que había participado de la fuga del penal de Trelew. En noviembre de 1975, otro de los hijos del matrimonio, Hugo, que era abogado, fue secuestrado en el Juzgado Federal de Córdoba tras defender a un preso que había sido torturado. Un periodista fue testigo del secuestro y avisó a la familia. Eso impidió que lo hicieran desaparecer, por lo que Hugo quedó detenido en la cárcel de encausados de la provincia. Allí fue fusilado por la aplicación de la “ley de fuga” ante la presencia de otros dos presos, de apellido Debrey y Toranzo.
Unos meses después, una noche de marzo de 1976, doce individuos que se identificaron como miembros de la Policía Federal allanaron la casa donde vivía el matrimonio y su hijo menor, Gonzalo, que tenía 16 años. Se llevaron al esposo de Susana. “Lo sacaron en pijama, lo pusieron en el baúl del auto y nunca más apareció”, recordó la mujer. Después comenzaron las amenazas al resto de la familia. “Yo tengo doce hijos y a todos los amenazaron de muerte, les pasaban los coches, los Falcon, y les iluminaban la casa, fue un horror”, relató. Como las amenazas no paraban, Susana se propuso evitar que toda la familia fuera masacrada, como había ocurrido con los padres y hermanos de Mariano Pujadas, montonero fusilado en Trelew. Los Pujadas fueron asesinados en 1975 en la capital cordobesa.
Un día antes del golpe de Estado, Susana y su familia obtuvieron el asilo político por orden del presidente mexicano Luis Echeverría. “En México vivimos siete difíciles años. Tengo 88 años, es poco lo que me queda por vivir.
Los fusilados el 12 de agosto de 1976
Miguel Hugo Vaca Narvaja (h)
Apoderado del Partido Peronista Auténtico
Montoneros
Durante su etapa de estudiante de derecho, Huguito, como le decían en su familia, se incorporó al periodismo. Fue integrante del Servicio Informativo de Radio Universidad de Córdoba, desde donde tuvo la posibilidad de cubrir algunos de lo sucesos más importantes de la rica realidad política de los años 60, tanto en el país como en el exterior.
Ya recibido de abogado, se dedicó a la defensa de los presos políticos, integrando el grupo de Abogados Peronistas. En 1973, durante el gobierno de Obregón Cano fue Procurador General del Tesoro de la Provincia, hasta el derrocamiento del Gobernador por el golpe policial del Teniente Coronel Navarro. Cuando los sectores peronistas fieles a las banderas revolucionarias se organizaron, a impulsos de la Organización Montoneros, en el Peronismo Auténtico, el Dr. Hugo Vaca Narvaja ejerció como apoderado del Partido Auténtico. En 1975, bajo la presidencia de María Estela Martínez de Perón, fue secuestrado por policías de civil en las mismas escalinatas de los Tribunales de Córdoba, donde estaba haciendo gestiones ante la detención de Miguel Ángel Mozé. Sin orden judicial fue esposado, golpeado y arrastrado escalinatas abajo hasta un Falcon sin patente. Mientras lo arrastraban, logró gritar su nombre a viva voz para que algunos de los ocasionales testigos avisara a su familia o amigos.
Después de varias horas del secuestro a plena luz de día, y luego de que las autoridades negaran su detención, fue hallado en una delegación policial, tras las rejas y brutalmente golpeado.
Detenido en la cárcel de Barrio San Martín y después de más de un año de estar preso sin causa, en los primeros de agosto de 1976 logró la autorización de la Suprema Corte para ser liberado y exiliarse en Francia, país que ya había aceptado recibirlo. Cinco días más tarde que el gobierno militar recibiera de la Corte la orden de liberarlo, fue fusilado junto a De Breuil y Toranzo.
Arnaldo Higinio Toranzo
Juventud Peronista
Montoneros
Nació en San Francisco del Chañar, provincia de Córdoba, el 11 de enero de 1956. Hijo de una familia numerosa y de condición muy humilde; octavo de nueve hermanos. Las fuertes creencias religiosas de sus padres le trazan un camino que abraza e ingresa al Seminario Menor de Jesús María, donde cursa sus estudios secundarios.
En 1973, con su título de bachiller bajo el brazo, se suma a la lucha popular. Se radica en barrio Talleres donde participa desde la Parroquia junto a un grupo de jóvenes que adhieren al peronismo revolucionario.
Fue detenido en octubre de 1975 junto al menor de sus hermanos. Desde principios de ese año estaba detenido su hermano mayor y una de sus hermanas perseguida. El 12 de agosto de 1976, estando detenido a disposición del Juzgado federal N° 1 y del PEN, fue vilmente asesinado junto a Gustavo de Breuil y Miguel Hugo Vaca Narvaja
Gustavo Adolfo De Breuil
Juventud Peronista
Montoneros
Gustavo, el menor de cuatro hermanos, apenas tenía 22 años cuando en Agosto de 1975 cayó preso. Había nacido en agosto de 1953. Pertenecía a una familia muy arraigada de Córdoba, donde su padre ejercía como escribano. Soltero, con algunos amores en el camino, Gustavo llevaba la juventud en la sangre. Su carácter alegre y jovial parecía demostrar que las sombras no existían en su horizonte. Poniendo siempre su cuota de optimismo, las tareas, por más difíciles que fueran, se hacían con entusiasmo. Su actitud de permanente disponibilidad para sumarse a la acción, podría aparentar cierta irresponsabilidad. pero bastaban sólo dos palabras para penetrar en aquel corazón decidido y descubrir la profundidad de su compromiso con la causa montonera.
Su lucha por la justicia no le venía por la extracción de clase. No necesitó sufrir la necesidad económica para comprometerse, como tantos otros, con un proyecto que encausaba sueños y brindaba esperanzas a un pueblo proscripto y sojuzgado por la alianza de la oligarquía nativa con el imperialismo yanqui.
Cuando lo sacaron de la cárcel, el 12 de agosto de 1976, para el fusilamiento que obligaron presenciar a su hermano Eduardo, se llevaron también a Higinio Toranzo, de 21 años. Sin duda quisieron darle un golpe aleccionador a la juventud. El odio envejecido del privilegio no podía tolerar tantos borbotones de sangre joven. Porque a Higinio y Gustavo los fusilaron, ante todo, porque eran jóvenes.
Homenaje del Poder Legislativo de Córdoba a Miguel Hugo Vaca Narvaja
El Poder Legislativo de Córdoba, rindió en la sesión de ayer un conmovedor reconocimiento y homenaje a la memoria del Dr. Miguel Hugo Vaca Narvaja, atento al importante papel que desempeñó durante toda su vida en el escenario político de nuestro país, con motivo de cumplirse el trigésimo aniversario de su secuestro y posterior asesinato a manos de la última dictadura militar genocida.
Vaca Narvaja de dilatada y prestigiosa trayectoria, nació el 5 de julio en esta ciudad, fue doctor en Derecho egresado de la UNC, intelectual, profesor universitario, Secretario de Bloque Radical en el Senado de la Nación cuyo titular era el Dr. Arturo Illia, Ministro de Hacienda Provincial, Presidente del Banco de la Provincia de Córdoba, Ministro del Interior en el Gobierno de Frondizi y candidato a Gobernador de la provincia por el frente Nacional y Popular, entre otras obligaciones.
Ante la presencia de familiares directos del Dr. Miguel Hugo Vaca Narvaja, el autor del proyecto de declaración, el legislador Luis Arias (UPC), comentó en el recinto que conoció al desaparecido dirigente en el ámbito académico cuando fue alumno de él en la carrera de Abogacía, en Derecho Civil lV y mantuvo también una estrecha relación política con el hijo mayor del homenajeado, Miguel Hugo Vaca Narvaja (h).
El Presidente de la Comisión de Legislación General, dijo sobre el ex dirigente que “fue un hombre directo, derecho y profundamente católico, durante toda su vida dejó siempre ejemplos de conducta responsable, actitud comprometida e inquebrantable ética, respeto absoluto por la honorabilidad de sus actos y esa amalgamada relación entre misión y función. Siempre rescataba los aspectos positivos de los hechos y aún de las desgracias”.
“A partir de su desaparición física aquel 10 de marzo de 1976 nunca más se supo nada del Dr. Vaca Narvaja. Sus victimarios creyeron que asesinando personas asesinaban también ideas, pensamientos y sueños libertarios. Quien así cree en realidad teme. Y su temor adquiere el rostro del autoritarismo y de la arbitrariedad y en la resaca de la sangre busca la máscara de la impunidad y el olvido”, añadió emocionado Arias.
Por su parte, la legisladora María Taquela (FN), se sumó al homenaje, expresando en primer lugar “mi pudor por hablar de alguien a quien no conocí en persona, pero como a muchos de los que aquí presentes y la mayoría del pueblo argentino, viví con zozobra la época. Sin embargo recordar a Vaca Narvaja, nos permite en este recinto, ponerle palabras al contexto histórico que vivíamos los cordobeses aquel fatídico 10 de marzo”.
“El mejor homenaje que le podemos rendir al Dr.Vaca Narvaja es no tener miedo de decir las cosas que nos pasaron como pueblo. No las escondamos. No pensemos que todo se circunscribe a los llamados año de plomo en clara alusión a lo ocurrido en la Argentina a partir de 1976”, señaló Taquela.
Finalmente, minutos antes de que el plenario votara la declarativa, la Presidenta del Bloque de Frente para la Victoria, Mónica Gutiérrez, en su alocución aportó valerosos circunstancias de la vida de Vaca Narvaja, aportado en un ensayo testimonial en forma de libro, escrito por uno de los doce hijos del desaparecido dirigente, Miguel Hugo.
“Desapareció un hombre de palabra, un político de raza, un hombre inteligente y veraz, un docente comprometido con la instrucción cívica, en su más profundo significado. Ejemplo de probidad y rectitud, en la intimidad y en la función pública, hombre de mano extendida, tan extendida como su figura en el tiempo”, expresó.
Fuentes:
Comisión de ex-presos políticos de Córdoba
comisionexpresospoliticoscba@yahoo.com.ar
www.nuncamas.org
www.desaparecidos.orf
www.pagina12.com.ar
Imagen: Miguel Hugo Vaca Narvaja (h)
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