No sé si muchos son sabeedores que antes de que la dupla Hanna-barbera se hicieran inmensamente famosos (y millonarios)con su archi-mega-conocida serie los Flintstones(los picapiedras) hubo un genio ,admirado por mí y por el inmenso proletariado argentino por su serie de almanaques para la empresa Alpargatas,que muchos llegarian a denominar la primera pinacoteca popular.
El genio de Don Florencio Molina Campos,que no solo realizó sus magnificos gauchos sino que tambien hizo esta serie de dibujos de cavernicolas con rusticos artefactos similares a los actuales pero con el ingenio que este criollo le supo impregnar durante fines de la decada del 20.
Es un antecedente de esa famosa serie de animacion?quizas,Molina Campos fue conocido en su momento en USA,no solo por un vinculo directo que tuvo con Disney,de hecho trabajó para él durante una temporada confeccionando personajes para su serie de gauchos protagonizado por el ahora Goofy antes Tribilin.
Tambien publico al igual que hizo acá sus almanaques de personajes rusticos en el pais del norte.
Aqui una serie de dibujos encontrados en la red de redes y traidos para el deleite de uds, junto con una mini biografia de este genio criollo.
Florencio Molina Campos
En el seno de una familia tradicional, Florencio Molina Campos nace en la Capital Federal el 21 de agosto de 1891. Estudia en los colegios Lasalle, del Salvador y Nacional de Buenos Aires, pero los aprendizajes que marcarán su vida los hará durante sus vacaciones, cuando pasa largas temporadas en la estancia paterna de "Los Angeles" en los pagos del Tuyú (hoy General Madariaga).
Allí conoce profundamente a los hombres del campo y se familiariza con los paisajes pampeanos que llevará infinitas veces a sus cuadros. Según su propio testimonio "por el 1900, lluvias torrenciales inundaron los campos. Ese invierno quedamos rodeados por las aguas. Las jornadas interminables nos retenían encerrados. Nuestros padres alternaban sus quehaceres dándonos lecciones preparatorias para nuestro futuro escolar. De nuestras distracciones y el cúmulo de escenas del trabajo diario de los peones, saqué el impulso incipiente que trasladé a nuestros juegos, al imitar su lenguaje, sus ademanes, su indumentaria y la inacabable variación de sus faenas." "El ciclo escolar transcurría en internados en Buenos Aires y las vacaciones en la estancia, donde nos esperaba el ansiado premio de los 'petisos'. De tarde en tarde tal vez borroneé algún dibujo y tracé las pretensiones de algún cuento, siempre con cierta inclinación humorística. Los estudios y luego el trabajo no me permitieron avanzar. Tuve que sufrir alguna pena honda, ya hombre, para encontrar en la ejercitación de aquellas intentonas, una especie de refugio espiritual. Corriendo el tiempo, ya fue el afán incansable de todos los días". Con la muerte de su padre en 1907, Florencio Molina Campos comienza a sentir nostalgias por el mundo perdido y vuelca en cartones las escenas camperas que recordaba vivamente. Algunas desavenencias personales y el fracaso económico que le deparó la actividad agropecuaria lo empujan definitivamente al dibujo.
En 1926 efectúa en Palermo la primer exposición de sus trabajos. Cuando el presidente de la Nación Dr. Marcelo T. de Alvear visita la muestra, le ofrece una cátedra de dibujo, y por dieciocho años será profesor del Colegio Nacional "Nicolás Avellaneda". Entre otras exposiciones, en 1930 se presenta en Montevideo una obra suya en ocasión del centenario uruguayo.
Ese mismo año, la "Sociedad Anónima Fábrica Argentina de Alpargatas" le comunica que acepta el precio convenido para la confección de los dibujos del almanaque de la empresa para 1931, lo que suponía la confección de doce originales. El acuerdo continuará hasta 1936 y luego desde 1940 a 1945. A través de estos dibujos, Molina Campos gozó de una curiosa popularidad sin nombre. Estuvo presente en los boliches de campaña, en el puerto, en los barrios, en las fábricas, aunque los que gozaban de sus trabajos no lo conocían. Los memoriosos nos relatan que, en el campo, la llegada del almanaque al boliche era todo un acontecimiento: chicos y grandes observaban cada dibujo detenidamente, lo comentaban, elegían el que más les gustaba, y expresaban en voz alta los relatos que adivinaban en las pinceladas. Es que los célebres "dibujos de Alpargatas" son una mezcla personalísima de pintura ingenua y caricatura, con personajes que irradian una ternura "a la argentina". En 1934, los esposos Molina Campos visitan Moreno, un lugar que conserva las características de pueblo de campaña a pesar de los escasos kilómetros que lo separan de la Capital. Está rodeado por campos de ganado y lo abraza un río de serenidad pampeana a pesar de la belicosidad de su nombre: Reconquista. Los caminos de tierra se pierden en horizontes cortados por lejanos montes de eucaliptos. Moreno aún es rural y los porteños lo buscan para el descanso y las vacaciones. Molina Campos lo buscará por alguna razón más: esos paisajes poblaron su infancia, y está dispuesto a recuperarlos. En los días que se quedan en carpa en el embalse del viejo molino Cascallares, don Florencio pinta el paisaje que lo rodea. En un encuentro casual, un viejo conocido le ofrece al matrimonio una parcela frente al río con un molino de viento en funcionamiento, y la búsqueda de un rincón propio en la pampa llega a su fin: la compra de la parcela se hace con los ahorros de la pareja, dispuesta a vivir de otra manera. Construyen una cabaña donde Molina Campos instala su estudio, colgando en su entrada los estribos de latón que serán su símbolo y que darán el nombre al rancho: "Los Estribos".
El lugar irá ganando una frondosa arboleda, pacientemente regada a baldes. Allí, el dibujante recibe tiempo después a Walt Disney, quien busca asesoramiento para la producción de un largometraje animado sobre folklore americano. Este autodidacta no puede ser asociado a ninguna corriente artística. Siempre se consideró a sí mismo un "dibujante costumbrista" y nunca se tituló ni artista ni pintor. Tenía admiración por los grandes maestros de la pintura, y se sentía muy lejos de ellos. Florencio Molina Campos murió el 16 de noviembre de 1959 en Buenos Aires, aunque su espíritu, suponemos, prefiere rondar por Moreno.
Friday, October 31, 2008
Tuesday, October 28, 2008
Por siempre Carlitos Chaplin
Esta escena pertenece a la pelicula "El gran dictador" y lo agrego a mi blog porque es un hallazgo y porque los siento y veo tan actual.
Allí en donde parece mezclarse la critica y la parodia hacia el regimen facista aleman y a la figura de Hitler,Chaplin dió este discurso que molestó en su momento tanto(y que hoy tambien lo haría).Tan profundas y llenas de humanidad sus palabras,durante años hizo reir a muchos con el cine mudo pero cuando le toco hablar y la tecnologia lo permitió dijo cosas tan grandiosas como estas.Un mensaje que no tiene tiempo,que es actual y es para toda la humanidad.
Sir Charles Chaplin,o Carlitos como le dicimos por acá,es fue y será un genio,un tipo que te hacia reir,llorar y pensar todo al mismo tiempo.
Mi rescate a este comediante por siempre vigente.
Fer!
Allí en donde parece mezclarse la critica y la parodia hacia el regimen facista aleman y a la figura de Hitler,Chaplin dió este discurso que molestó en su momento tanto(y que hoy tambien lo haría).Tan profundas y llenas de humanidad sus palabras,durante años hizo reir a muchos con el cine mudo pero cuando le toco hablar y la tecnologia lo permitió dijo cosas tan grandiosas como estas.Un mensaje que no tiene tiempo,que es actual y es para toda la humanidad.
Sir Charles Chaplin,o Carlitos como le dicimos por acá,es fue y será un genio,un tipo que te hacia reir,llorar y pensar todo al mismo tiempo.
Mi rescate a este comediante por siempre vigente.
Fer!
Monday, October 27, 2008
El rey de la tira diaria:Milton Caniff
Inspirador de tantos grandes artistas mundiales como Hugo Pratt o el mismisimo Alberto Breccia,un mestro que esta en el podio de los grandes dibujantes de todos los tiempos.
Aqui un articulo sacado de una nota firmada por Juan Saturain a raiz de los 20 años de la muerte del padre de Steve Canyon y Terry y los piratas.
A VEINTE AñOS DE LA MUERTE DEL GRAN MILTON CANIFF
La inoxidable pasión por la aventura
El autor de Terry y Steve Canyon marcó toda una época, con un trabajo constante de cincuenta años de publicación cotidiana: testimonio de un modo de narrar que fue modificándose, profundizándose, hasta instalarlo como auténtico maestro.
Por Juan Sasturain
En una secuencia memorable de El estado de las cosas, esa rareza de Wim Wenders filmada y ambientada en Portugal, el veterano Sam Fuller, puesto en actor para la ocasión, formula al menos una parte importante de su credo artístico al decir –más o menos– que “la realidad es en colores pero, en el cine, el blanco y negro es más real”. Milton Caniff, uno de los mayores creadores de la historieta del siglo veinte, podría haberlo firmado también. Toda su obra –que incluye el color– lo demostró con creces durante más de cincuenta años de laburo diario: de publicación cotidiana, quiero decir. Una tira de lunes a sábado y la página entera de los domingos. Eso multiplicado por centenares de diarios de todo el mundo... Con sólo dos personajes, Terry (1934-47) y Steve Canyon (1947–88), y leves derivaciones como Male Call durante la guerra, Caniff construyó uno de los universos de ficción más sólidos, densos y convincentes de la narrativa gráfica realista contemporánea. Algo que fundó, además; que simplemente no existiría sin él.
Es sabido que la historieta norteamericana –es decir: las comics strips, según la denominación completa de origen– tiene muchos grandes autores y numerosas obras maestras absolutas prácticamente desde principios del siglo XX, a pocas décadas de haber irrumpido en los grandes diarios yankis: entre decenas de maravillas, Krazy Kat, de Herriman, y Little Nemo, de Windsor McCay –por ejemplo–, ya habían alcanzado, antes de la Primera Guerra Mundial, techos de perfección plástica y excelencia narrativa inigualados. Y la cosa siguió. Las historietas salían en los diarios y no en las revistas –los llamados comics books son de fines de los años treinta– y tenían, como lo dice su nombre, tema y dibujo humorístico, caricaturesco.
Recién en la década del treinta y con la Depresión, mientras crecían y se seguían multiplicando los monstruos del humor –Segar, Chic Young, Sterrett–, irrumpieron los relatos aventureros de dibujo más realista –-el Tarzán adaptado de Harold Foster fue pionero, junto a la obra de Roy Crane en el ’29– y así en pocos años surgieron los grandes personajes de género, del mundo del crimen, de la selva, del misterio y del espacio: Dick Tracy, de Chester Gould; El agente secreto X 9 –con guión original de Hammett–, Jungle Jim y Flash Gordon, de Alex Raymond; Mandrake y The Phantom –ambas con guiones de Lee Falk y dibujo bastante precario–, The Prince Valiant, de Foster... Los más conocidos entre muchos otros, claro. Los superhéroes más o menos voladores –Superman, Batman, Wonder Woman, Captain Marvel– vendrían sobre el final de la década, y ya con las revistitas instaladas en los kioscos.
En medio de ese proceso comenzó su obra, la desarrolló y llevó a inesperados lugares de originalidad y excelencia, rompió el molde, el gran Milton Caniff, maestro de maestros, si cabe. Una calificación que lo coloca en un podio generacional muy selecto –el de la innovación del relato realista–, junto a Will Eisner, el de The Spirit, otro longevo incombustible.
Caniff había nacido en un pueblito de Ohio en 1907 y siempre supo –como su amigo y colega Noel Si-ckles– que quería ser autor de comics. A principios de los treinta fue a Nueva York y después de varias pruebas se le dio. Por un tiempo hizo Di-ckie Dare y en 1934 le encargaron, desde el comando del Syndicate del Chicago Tribune, un relato que ya vino con nombre puesto –Terry & The Pirates– y arranque argumental prefijado: un chico que recibe del abuelo el mapa de un tesoro en China y debe defenderlo de la codicia de los piratas que “infestan” el mar y los ríos correspondientes... Un esquema infantiloide que –tras inédita metamorfosis– duraría doce densos años.
En el arranque, Terry Lee parece Tintin, un pibe rubio de jopito con medias a la rodilla, que tiene de tutor o encargado al joven Pat Ryan –pinta y pasta de aventurero– y de ayudante al chinito Connie, ingenuo gracioso y orejudo, para las payasadas. Nunca faltaban, en los treinta, un negro o un indio o un chino o un mexicano de laderos pueriles. Pero acá no era una pareja, sino un trío. Y eso –y otros factores– hicieron que la tira se disparara, se saliera de cauce y de plan.
Porque para bien de Terry y de la historia del comic, se dieron algunas circunstancias: primero, que Caniff tuviera de amigo a Noel Sickles, autor de Scorchy Smith –una de aviadores– y notable narrador gráfico que le prestó su pincel y su mano, le enseñó de las manchas, del blanco y negro, de los valores plásticos; segundo, que al personaje de Pat Ryan le fuera bien con las mujeres y que a Caniff le gustaran (dibujarlas, al menos); tercero, que Caniff fuera al cine y que de ahí se trajera –además de los modelos vivos para sus chicas– encuadres, secuencias y perspectivas que hasta entonces nadie había usado así y, por último, fue bárbaro que la historieta se ambientara en China y que los japoneses estuvieran tan cerca –en la geografía y en la historia– como para hacer que rápidamente la ficción se fuera mimetizando con la historia real, y se pasara de piratas de cuento a invasores de verdad...
Así, empezaron a aparecer las chicas, en general en el bando equivocado: las memorables Burma –rubia inspirada en Jean Harlow y en la Joan Crawford de Lluvia– y sobre todo la perversa Dragon Lady con ojos, gambas y boquilla de una Dietrich pasada por Oriente... Y sobre finales de la década, mientras Terry crecía, se hacía hombrecito y se difuminaban tesoros infantiles y consabidos piratas, proliferaban los personajes, se ampliaba el fresco, se venían batallas y escenarios cada vez más documentados y en serio, y con ellos la pintura realista –como nunca hasta entonces– de soldados, tipos raciales, armas, vehículos, explosiones... Con la entrada de Estados Unidos en la guerra, los personajes se alistan –Terry en la Fuerza Aérea, Pat Ryan en la Marina– se separan, van al frente mientras la historieta militarizada alcanza sus topes de excelencia. Precisamente, la muda secuencia final de despedida de Terry –el personaje y la tira, de manos de Caniff– suele citarse como modelo, compendio de esas virtudes.
Como le sucedió simultáneamente a otro grande de los treinta, Alex Raymond, con su Rip Kirby, a Caniff la posguerra le trajo la posibilidad/necesidad de mudanza de (tipo de) héroe, algo más maduro y adulto. La desmovilización provoca la adaptación de personaje y autor al nuevo contexto: el aviador, veterano de guerra Steve Canyon –cuya secuencia de presentación fue objeto, muchos años después, del análisis pormenorizado de Umberto Eco en capítulo famoso de Apocalípticos e integrados– tendrá en origen una empresa de vuelos comerciales, Horizons Unlimited, siempre al borde de la quiebra, con oficina clásica y secretaria oriental, siempre a la espera de clientes salvadores. Ese será, en principio, el lugar desde el que arrancarán las sucesivas aventuras que han de llevar –pese a malvados y (sobre todo) malvadas recurrentes– al flaco y rubio piloto a distintos puntos del planeta a ganarse unos dólares y a defender la democracia.
Casi inevitablemente, con los años cincuenta, entre Corea y la Guerra Fría, Canyon termina alistándose otra vez porque la patria lo llama. De ahí en más y hasta el final –tres décadas (sic) de lenta e inevitable decadencia de popularidad...–, las actividades político-aventureras del héroe estarán cada vez más asimiladas a las necesidades generales de la política exterior de su país, signadas por el anticomunismo más furioso. En ese sentido, Canyon es primo hermano de otro piloto privado también dibujado como los dioses y movido por intereses similares en misiones análogas: Johnny Hazard, de Frank Robbins.
La historia y la justicia artística –hermana de la poética– han querido que la calidad excepcional del autor octogenario que dibujó prácticamente hasta el final de su vida –Milton Caniff murió el 3 de abril de 1988, hace en estos días veinte años– superara largamente las contingencias de la época y el lastre de las ideologías.
Milton Caniff fue un maestro inigualado en lo suyo y para los argentinos un autor de enorme y directa influencia; mayor y más productiva incluso que la de Raymond y la de Foster, los otros modelos que poblaban los cursos de historieta de aquellos años de apogeo nacional. Para ser breves: ni Hugo Pratt ni Alberto Breccia –los dos más grandes dibujantes de aventuras realistas que dio este país en su época de oro, entre mediados de los cuarenta y comienzos de los sesenta– habrían sido lo que llegaron a ser sin la influencia directa de Caniff, del que aprendieron a contar en blanco y negro, a encuadrar, a usar el pincel y combinar luces y sombras, a dibujar mujeres inolvidables. Y qué decir de los múltiples discípulos de Breccia y Pratt.
El Breccia de la última etapa de Vito Nervio y de Club de Aventureros, a fines de los cincuenta, es el más clásicamente Caniff. Después, se tomaría el buque personal... En cuanto a Pratt, nunca dejó de homenajearlo. Ernie Pike y Ann y Dan están llenos de Caniff, incluso con alevosas citas que llegan hasta el Corto Maltés. También él, Pratt, se bajó de Caniff y tomó su propio barco. Pero, como tantos, partió de ahí.
Con Milton Caniff se fue, hace veinte años, uno de los más grandes narradores gráficos de nuestro tiempo.
Serie de Terry & the Pirates.
Aqui un articulo sacado de una nota firmada por Juan Saturain a raiz de los 20 años de la muerte del padre de Steve Canyon y Terry y los piratas.
A VEINTE AñOS DE LA MUERTE DEL GRAN MILTON CANIFF
La inoxidable pasión por la aventura
El autor de Terry y Steve Canyon marcó toda una época, con un trabajo constante de cincuenta años de publicación cotidiana: testimonio de un modo de narrar que fue modificándose, profundizándose, hasta instalarlo como auténtico maestro.
Por Juan Sasturain
En una secuencia memorable de El estado de las cosas, esa rareza de Wim Wenders filmada y ambientada en Portugal, el veterano Sam Fuller, puesto en actor para la ocasión, formula al menos una parte importante de su credo artístico al decir –más o menos– que “la realidad es en colores pero, en el cine, el blanco y negro es más real”. Milton Caniff, uno de los mayores creadores de la historieta del siglo veinte, podría haberlo firmado también. Toda su obra –que incluye el color– lo demostró con creces durante más de cincuenta años de laburo diario: de publicación cotidiana, quiero decir. Una tira de lunes a sábado y la página entera de los domingos. Eso multiplicado por centenares de diarios de todo el mundo... Con sólo dos personajes, Terry (1934-47) y Steve Canyon (1947–88), y leves derivaciones como Male Call durante la guerra, Caniff construyó uno de los universos de ficción más sólidos, densos y convincentes de la narrativa gráfica realista contemporánea. Algo que fundó, además; que simplemente no existiría sin él.
Es sabido que la historieta norteamericana –es decir: las comics strips, según la denominación completa de origen– tiene muchos grandes autores y numerosas obras maestras absolutas prácticamente desde principios del siglo XX, a pocas décadas de haber irrumpido en los grandes diarios yankis: entre decenas de maravillas, Krazy Kat, de Herriman, y Little Nemo, de Windsor McCay –por ejemplo–, ya habían alcanzado, antes de la Primera Guerra Mundial, techos de perfección plástica y excelencia narrativa inigualados. Y la cosa siguió. Las historietas salían en los diarios y no en las revistas –los llamados comics books son de fines de los años treinta– y tenían, como lo dice su nombre, tema y dibujo humorístico, caricaturesco.
Recién en la década del treinta y con la Depresión, mientras crecían y se seguían multiplicando los monstruos del humor –Segar, Chic Young, Sterrett–, irrumpieron los relatos aventureros de dibujo más realista –-el Tarzán adaptado de Harold Foster fue pionero, junto a la obra de Roy Crane en el ’29– y así en pocos años surgieron los grandes personajes de género, del mundo del crimen, de la selva, del misterio y del espacio: Dick Tracy, de Chester Gould; El agente secreto X 9 –con guión original de Hammett–, Jungle Jim y Flash Gordon, de Alex Raymond; Mandrake y The Phantom –ambas con guiones de Lee Falk y dibujo bastante precario–, The Prince Valiant, de Foster... Los más conocidos entre muchos otros, claro. Los superhéroes más o menos voladores –Superman, Batman, Wonder Woman, Captain Marvel– vendrían sobre el final de la década, y ya con las revistitas instaladas en los kioscos.
En medio de ese proceso comenzó su obra, la desarrolló y llevó a inesperados lugares de originalidad y excelencia, rompió el molde, el gran Milton Caniff, maestro de maestros, si cabe. Una calificación que lo coloca en un podio generacional muy selecto –el de la innovación del relato realista–, junto a Will Eisner, el de The Spirit, otro longevo incombustible.
Caniff había nacido en un pueblito de Ohio en 1907 y siempre supo –como su amigo y colega Noel Si-ckles– que quería ser autor de comics. A principios de los treinta fue a Nueva York y después de varias pruebas se le dio. Por un tiempo hizo Di-ckie Dare y en 1934 le encargaron, desde el comando del Syndicate del Chicago Tribune, un relato que ya vino con nombre puesto –Terry & The Pirates– y arranque argumental prefijado: un chico que recibe del abuelo el mapa de un tesoro en China y debe defenderlo de la codicia de los piratas que “infestan” el mar y los ríos correspondientes... Un esquema infantiloide que –tras inédita metamorfosis– duraría doce densos años.
En el arranque, Terry Lee parece Tintin, un pibe rubio de jopito con medias a la rodilla, que tiene de tutor o encargado al joven Pat Ryan –pinta y pasta de aventurero– y de ayudante al chinito Connie, ingenuo gracioso y orejudo, para las payasadas. Nunca faltaban, en los treinta, un negro o un indio o un chino o un mexicano de laderos pueriles. Pero acá no era una pareja, sino un trío. Y eso –y otros factores– hicieron que la tira se disparara, se saliera de cauce y de plan.
Porque para bien de Terry y de la historia del comic, se dieron algunas circunstancias: primero, que Caniff tuviera de amigo a Noel Sickles, autor de Scorchy Smith –una de aviadores– y notable narrador gráfico que le prestó su pincel y su mano, le enseñó de las manchas, del blanco y negro, de los valores plásticos; segundo, que al personaje de Pat Ryan le fuera bien con las mujeres y que a Caniff le gustaran (dibujarlas, al menos); tercero, que Caniff fuera al cine y que de ahí se trajera –además de los modelos vivos para sus chicas– encuadres, secuencias y perspectivas que hasta entonces nadie había usado así y, por último, fue bárbaro que la historieta se ambientara en China y que los japoneses estuvieran tan cerca –en la geografía y en la historia– como para hacer que rápidamente la ficción se fuera mimetizando con la historia real, y se pasara de piratas de cuento a invasores de verdad...
Así, empezaron a aparecer las chicas, en general en el bando equivocado: las memorables Burma –rubia inspirada en Jean Harlow y en la Joan Crawford de Lluvia– y sobre todo la perversa Dragon Lady con ojos, gambas y boquilla de una Dietrich pasada por Oriente... Y sobre finales de la década, mientras Terry crecía, se hacía hombrecito y se difuminaban tesoros infantiles y consabidos piratas, proliferaban los personajes, se ampliaba el fresco, se venían batallas y escenarios cada vez más documentados y en serio, y con ellos la pintura realista –como nunca hasta entonces– de soldados, tipos raciales, armas, vehículos, explosiones... Con la entrada de Estados Unidos en la guerra, los personajes se alistan –Terry en la Fuerza Aérea, Pat Ryan en la Marina– se separan, van al frente mientras la historieta militarizada alcanza sus topes de excelencia. Precisamente, la muda secuencia final de despedida de Terry –el personaje y la tira, de manos de Caniff– suele citarse como modelo, compendio de esas virtudes.
Como le sucedió simultáneamente a otro grande de los treinta, Alex Raymond, con su Rip Kirby, a Caniff la posguerra le trajo la posibilidad/necesidad de mudanza de (tipo de) héroe, algo más maduro y adulto. La desmovilización provoca la adaptación de personaje y autor al nuevo contexto: el aviador, veterano de guerra Steve Canyon –cuya secuencia de presentación fue objeto, muchos años después, del análisis pormenorizado de Umberto Eco en capítulo famoso de Apocalípticos e integrados– tendrá en origen una empresa de vuelos comerciales, Horizons Unlimited, siempre al borde de la quiebra, con oficina clásica y secretaria oriental, siempre a la espera de clientes salvadores. Ese será, en principio, el lugar desde el que arrancarán las sucesivas aventuras que han de llevar –pese a malvados y (sobre todo) malvadas recurrentes– al flaco y rubio piloto a distintos puntos del planeta a ganarse unos dólares y a defender la democracia.
Casi inevitablemente, con los años cincuenta, entre Corea y la Guerra Fría, Canyon termina alistándose otra vez porque la patria lo llama. De ahí en más y hasta el final –tres décadas (sic) de lenta e inevitable decadencia de popularidad...–, las actividades político-aventureras del héroe estarán cada vez más asimiladas a las necesidades generales de la política exterior de su país, signadas por el anticomunismo más furioso. En ese sentido, Canyon es primo hermano de otro piloto privado también dibujado como los dioses y movido por intereses similares en misiones análogas: Johnny Hazard, de Frank Robbins.
La historia y la justicia artística –hermana de la poética– han querido que la calidad excepcional del autor octogenario que dibujó prácticamente hasta el final de su vida –Milton Caniff murió el 3 de abril de 1988, hace en estos días veinte años– superara largamente las contingencias de la época y el lastre de las ideologías.
Milton Caniff fue un maestro inigualado en lo suyo y para los argentinos un autor de enorme y directa influencia; mayor y más productiva incluso que la de Raymond y la de Foster, los otros modelos que poblaban los cursos de historieta de aquellos años de apogeo nacional. Para ser breves: ni Hugo Pratt ni Alberto Breccia –los dos más grandes dibujantes de aventuras realistas que dio este país en su época de oro, entre mediados de los cuarenta y comienzos de los sesenta– habrían sido lo que llegaron a ser sin la influencia directa de Caniff, del que aprendieron a contar en blanco y negro, a encuadrar, a usar el pincel y combinar luces y sombras, a dibujar mujeres inolvidables. Y qué decir de los múltiples discípulos de Breccia y Pratt.
El Breccia de la última etapa de Vito Nervio y de Club de Aventureros, a fines de los cincuenta, es el más clásicamente Caniff. Después, se tomaría el buque personal... En cuanto a Pratt, nunca dejó de homenajearlo. Ernie Pike y Ann y Dan están llenos de Caniff, incluso con alevosas citas que llegan hasta el Corto Maltés. También él, Pratt, se bajó de Caniff y tomó su propio barco. Pero, como tantos, partió de ahí.
Con Milton Caniff se fue, hace veinte años, uno de los más grandes narradores gráficos de nuestro tiempo.
Serie de Terry & the Pirates.
Pogo y Lil Abner
Una joyita hallada en youtube,una animación del celebre personaje de Walt Kelly,Pogo co-producido con otro monstruo de la animación Chuck Jones.
Y el otro una rareza que ni sabia que existia una versión de Lil Abner de Al Capp con actores reales,famoso además de su calidad como cartoonista por una famosa y publicitada discusion con John Lennon en su momento,un tipo recontra conservador,pero eso no opaca lo grande que fue como dibujante(o si?)Y de yapa una animación que tampoco sabia que existia.
A disfrutarlo!
Fer!
Y el otro una rareza que ni sabia que existia una versión de Lil Abner de Al Capp con actores reales,famoso además de su calidad como cartoonista por una famosa y publicitada discusion con John Lennon en su momento,un tipo recontra conservador,pero eso no opaca lo grande que fue como dibujante(o si?)Y de yapa una animación que tampoco sabia que existia.
A disfrutarlo!
Fer!
Friday, October 24, 2008
Thursday, October 23, 2008
Harley Quinn & Mujer maravilla
Wednesday, October 22, 2008
Friday, October 17, 2008
Ilustraciones en flash.
Algunos dibujos que estuve haciendo hace unos dias para el deleite de las masas y la flacura de mis bolsillos.Si alguna vez lo ven por la peninsula iberica,recuerden que son mios ;)
Espero les guste.
Saludos.
Fer!
Calzón de lata:
Los antiguos los usaban para que sus mujeres cuando ellos se iban a sus famosas cruzadas no los engañaran con el pata de lana.
A ella le ponian una peonía:
Era un viejo metodo de anticoncepcion tambien,dicese que estos tuberculos, flor o tallo de esa noble planta(la peonía) ,servia para prevenir de embarazos.
Seguimos educando a los educandos.
Virus letal:
No es el titulo de una pelicula clase B,sino una ilustracion referente a la primera aparicion en un periodico de la epoca anunciando el primer caso de una infectada por este virus.
Hay más informacion para este boletin!
Chiquita:
Juro que fue un acto inconciente,pero cuando lo finalicé,ví el resultado y me recordo a Chiquita Legrand en su juventud.Te la imaginas a la vieja haciendo publicidad para usar forros en los 50´s?jua!
Mierda,carajo!
Capuchas de cuero:
Dicen que los egipcios ya lo usaban y lo hacian con tripas de ovejas,papa!!despues seguro que lo limpiaban y planchaban para volverlo a usar.
Fuera de joda dicen que lo mantenian ungiendolo en jugo de limon sino se les secaba para la próxima.
Todo un arte "culinario" era el coger en esos tiempos.
Arte Pitórico:
Dos chichizonas cavernicolas(con falda incluidas) que promocionaban las virtudes de un dildo de "drapie".
Los muchachos de antes usaban latex:
Todo banana en los 80´s sino queria terminar como Rock Hudson tenia que encapuchar al "amigo"(y ahora tambien)
La idea era hacer una propaganda de los primeros preservativos de esa decada,medio maracas los vagos pero creo que cumplí con el objetivo.
La Regla:
Lindo titulo para una pelicula argentina,protagonizada por Rodolfo Ranni,pero no!es por los dichosos dias de la minas.
Siempre tienen una excusa para estar rayadas,antes,durante y despues de esos dias.
Para cuando un dia para nosotros eh?las victimas de la locura femenina.
Espero les guste.
Saludos.
Fer!
Calzón de lata:
Los antiguos los usaban para que sus mujeres cuando ellos se iban a sus famosas cruzadas no los engañaran con el pata de lana.
A ella le ponian una peonía:
Era un viejo metodo de anticoncepcion tambien,dicese que estos tuberculos, flor o tallo de esa noble planta(la peonía) ,servia para prevenir de embarazos.
Seguimos educando a los educandos.
Virus letal:
No es el titulo de una pelicula clase B,sino una ilustracion referente a la primera aparicion en un periodico de la epoca anunciando el primer caso de una infectada por este virus.
Hay más informacion para este boletin!
Chiquita:
Juro que fue un acto inconciente,pero cuando lo finalicé,ví el resultado y me recordo a Chiquita Legrand en su juventud.Te la imaginas a la vieja haciendo publicidad para usar forros en los 50´s?jua!
Mierda,carajo!
Capuchas de cuero:
Dicen que los egipcios ya lo usaban y lo hacian con tripas de ovejas,papa!!despues seguro que lo limpiaban y planchaban para volverlo a usar.
Fuera de joda dicen que lo mantenian ungiendolo en jugo de limon sino se les secaba para la próxima.
Todo un arte "culinario" era el coger en esos tiempos.
Arte Pitórico:
Dos chichizonas cavernicolas(con falda incluidas) que promocionaban las virtudes de un dildo de "drapie".
Los muchachos de antes usaban latex:
Todo banana en los 80´s sino queria terminar como Rock Hudson tenia que encapuchar al "amigo"(y ahora tambien)
La idea era hacer una propaganda de los primeros preservativos de esa decada,medio maracas los vagos pero creo que cumplí con el objetivo.
La Regla:
Lindo titulo para una pelicula argentina,protagonizada por Rodolfo Ranni,pero no!es por los dichosos dias de la minas.
Siempre tienen una excusa para estar rayadas,antes,durante y despues de esos dias.
Para cuando un dia para nosotros eh?las victimas de la locura femenina.
Wednesday, October 08, 2008
Y algunas tiras más...
Monday, October 06, 2008
Tiras de Mediageek
Animate 08
Si el barba quiere quizas nos tengan ahi a la gente del fanzine en un stand que tan gentilmente nos cederan la gente organizadora del evento(muy agradecido por la invitacion y el ofrecimiento).
Esta es la gacetilla que me llegó.Los esperamos por ahi chaboncitos/tas!!
Fer!
ANIMATE 2008
La gran expo de Buenos Aires, la que abarca TODOS los rincones frikis, fans, cebados de tu espíritu y tu corazón.
Porque no podía pasar este año sin la presencia necesaria de un lugar donde juntarnos TODOS y pasar tres días de aquellos....
NO TE PIERDAS a los invitados super estrellas
Paty Acevedo, la voz de Lisa Simpson y Sailor Moon, una doblajista de ley, invitada a grandes eventos, junto a otros grossos, estará en ANIMATE 2008
Y el super capo de los capos, el que te hizo babear con sus creaciones únicas, el que te maravilló desde la pantalla cuando viste The MirrorMask...SIIIIIIII
DAVE MC KEAN en Animate 2008
¿Cuando será esto?
Noviembre 21/22/23
Tomá data de cómo viene la cosa:
Viernes 21, inauguración, de 16 a 22 hs.
Entrada LIBRE Y GRATUITA
Este día habrá mucho de historieta nacional, charlas-presentaciones de nuevas revistas, libros. Por supuesto stands para que te lleves ese numerito que no podías ubicar...ese comic que te falta...
Sábado 22
De 12 a 22 hs
Domingo 23
De 12 a 21 hs.
Entrada $ 15.- cada día
O si preferís, comprás abonos por ambos a $20, en Camelot, Katana, SWToys.
Si venís cosplayeado....sólo $10.-
Si sos menor de 12 años, también pagás $10.- y si sos menor de seis...y venís con tus papis o algún pariente..entrás GRATISSSSS
¿Dónde será esto?
En el Centro de Exposiciones de la Ciudad de Buenso Aires, Figueroa Alcorta y Pueyrredón.
Agendate este megasupercapo evento anual.
STAFF
Dirección Integral: Pablo Muñoz
Area Comercial: Tomás Krenn
Coordinación zona Fanzines/autoediciones: Alejandra Márquez
Area Cultural: Ruben Meriggi, Alejandra Márquez, Daniel Vigide Agre
Logística, invitados: César Vidal
--
Publicado por Alejandra Márquez para MundoNiamh
El lobizón
El protagonista de una leyenda urbana cordobesa y personaje del folkclore argentino.
Siempre me interesó este personaje del imaginario cordobes,que tuvo su pico de popularidad a mediados de la decada del 80´s,estaban todos revolucionados por acá con la aparición del bicho este,y su figura generó toda clase de teorias y especulaciones de los medios de la época.
Espero les guste.
Friday, October 03, 2008
Dame una mano,dame la otra...
Esto es pura ficcion,Don Cristobal jugando a darselas de piola con un aborigen americano?pedido hecho de una mente fumada obviamente,porque estas cosas no ocurrian en la vida real,pero juguemos a que sí y hagamos las paces,aunque no deberia olvidarse lo que le hicieron realmente los conquistadores a sus "conquistados".
Pero si un editor lo pide,él sabrá no?Ah!me olvidaba el aborigen me inspire en Esqueleto de la pelicula Nacho Libre(es joda)
Espero lo disfruten chavales!!!
Fer!
PD:sale el domingo
sale,diarioooo,diarioooo!!!
Pero si un editor lo pide,él sabrá no?Ah!me olvidaba el aborigen me inspire en Esqueleto de la pelicula Nacho Libre(es joda)
Espero lo disfruten chavales!!!
Fer!
PD:sale el domingo
sale,diarioooo,diarioooo!!!
Wednesday, October 01, 2008
...de yapa,un diseño de muñeca
Algunas viejas páginas
Las dos primeras en B & N son hecha en colaboración con Merbitt http://merbitt.blogspot.com/ un gran entintador y colorista amigo.
Este trabajo supo salir en un compilatorio en USA a raiz de una campaña solidaria en la cual estaban muchos otros artistas,estas páginas participaron de ello.
La otra es un ejemplo para un estudio de la Plata,sobre unos personajes de historieta holandeses muy conocidos por allá,toda la realización de esta página corrió por cuenta mia .
Troy principalmente es un proyecto del que participe y me enorgullese por como quedaron esas páginas más que todo por trabajar en conjunto con grandes tipos.
Espero les guste.
Fer!
*personaje se llama Troy Spaceman y es una creacion de K.Murphy & D.Carrasco y el de la plancha color de Jan & Jans en de kinderen el copyright es de Jan Kruis
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